¿Una grosería o una expresión de cariño? El origen de la palabra 'wey'

¿Viene del náhuatl? ¿Por qué es una ofensa y también una palabra amistosa? ¡Un lingüista nos contó sobre el origen de esta expresión!

Algunos hablantes del español escriben 'güey', 'wey' o 'we' (Shutterstock).
Luis Ángel Ramírez
Ciudad de México /

Desde frases como No seas güey hasta Te amo, güey, la palabra güey (o wey) es una de las más extendidas en el habla popular mexicana. Con sus respectivas variantes de sonido, el vocablo trasciende a la mayoría de las clases sociales y las regiones de México. ¿Cuál es su origen? Aquí te contamos.

Mexican X-Plainer

David Bowles es un escritor que se autodefine como "chicano" y se ha dedicado a rastrear el origen de las palabras más comunes del español mexicano, como quesadilla y chingar, entre otras.

Su pasión por el lenguaje lo llevó a a emprender este proyecto que llamó Mexican X-Plainer. En entrevista con M2, el lingüista explicó sobre su proceso de trabajo.

"Elijo una palabra que me interesa o en la que he estado pensando mucho, luego me pongo primero a buscar entre el centenar de libros de filología, lingüística e idiomas que tengo en mi estudio".

El lingüista explica en su blog que el uso arraigado de la palabra güey lo llevó a rastrear su origen.

"Al buey dejarlo mear"

Hay quienes sostienen que la palabra deriva del náhuatl huēyi, que significa "grande"; sin embargo, el escritor explica que el parecido del sonido es una mera coincidencia, pues no hay ningún registro lingüístico.

¿De dónde viene, pues, la palabra güey? David Bowles nos remonta a unos cientos de años atrás, cuando aún se hablaba el latín clásico.

Esta lengua tenía la palabra bōs para referirse a los animales bovinos. Cuando se usaba como objeto directo, se decía bovem. En el latín vulgar —un dialecto usado por la clase trabajadora y de donde viene nuestro español moderno— el sonido /v/ fue eliminado, dando como resultado la palabra boem.


Así fue la evolución de la palabra hasta llegar a nuestro español actual:

bovem > boem > bue > buey

Actualmente, la palabra buey no se refiere sólo a los animales bovinos, sino a los toros castrados. Estos animales son usados para el engorde o para tareas de atracción, por lo que se caracterizan por ser grandes, pesados y lentos.

Estas características son las que despiertan muchos refranes mexicanos:

“Al buey dejarlo mear, y hartarlo de arar”.

“Al buey harón, poco le presta al aguijón”.

“El buey habló, y dijo ‘mu’”.

Así fue como esta palabra se volvió un insulto durante el siglo XIX y principios del XX. ¿Pero cómo diablos pasó a decirse "güey"?

Bueno, Bowles explica que se debe a un fenómeno fonológico del español: la confusión del sonido de la /b/ (/β̞/) y la /v/ (/ɣ/) cuando están entre sílabas o antes de hacer un diptongo con el sonido /u/.

Por la posición que usamos con la lengua al hacer estos sonidos, los hablantes del español generamos con bastante frecuencia cambios como estos:

  • güeno ('bueno')
  • agüela ('abuela')
  • abuja ('aguja')

Y por supuesto, también pasa con güey (buey). Por ese cambio de sonido, muchas personas prefieren escribir 'wey' o incluso sólo 'we'.


¿Una grosería o una expresión de cariño?

Ahora, sabemos que hoy en día la palabra güey no es cien por ciento un insulto. Muchos hablantes la usan para denotar una mayor confianza, amistad y cercanía. Incluso se puede usar con cariño.

Esto se debe a un fenómeno conocido como cambio semántico, que puede hacer que el significado de una palabra vaya de un sentido negativo o positivo o viceversa.

Por ejemplo, en inglés la palabra nice —que significa lindo o bien— antes era usada para expresar algo "simple, tonto o ignorante", pues viene del francés antiguo nescius ('ignorante').

Esto mismo ocurre con güey, que puede tener un sentido tan neutro, como cuando es usada como sustantivo —y no como adjetivo— para referirse simplemente a un sujeto o persona o como sustituto a un nombre propio.

"Entonces vino un wey y me pidió la hora"

"Güey, te tengo un chisme".

"Te amo, wey".

​​Y así es como güey se convirtió en lo que es hoy en día: una palabra con una multitud de sentidos y connotaciones, que se ha inculcado en el habla diaria de los mexicanos, sin importar mucho las clases sociales. La usamos lo mismo para ofender que  para expresar cariño, cuando nos sorprendemos o como una muletilla.

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