'Woyzeck', una obra de teatro que aborda la violencia que se vive en México

El director y dramaturgo Ignacio Ortiz Cruz presenta su versión del drama inconcluso de Georg Büchner en el Teatro Santa Catarina.

La temporada llegará a su fin el 5 de marzo. (Cortesía: Teatro UNAM/Gloria Minauro)
Ciudad de México /

Ignacio Ortiz Cruz quería montar un clásico y encontró en Woyzeck una obra donde podría abordar la violencia en México, desatada a partir de la guerra contra el narcotráfico lanzada por Felipe Calderón en 2006 desde Michoacán y la crisis de feminicidios asentada en el país.

El guionista, dramaturgo y director de cine y de escena adaptó así el drama inconcluso de Georg Büchner, del que Werner Herzog realizó en 1979 una de sus obras maestras.

Así nació Woyzeck en Tierra Caliente, una producción de Teatro UNAM que el director de Cuento de hadas para dormir cocodrilos adaptó al alimón con Diana Ávalos, quien también protagoniza la obra cuya temporada llegará a su fin el 5 de marzo en el foro universitario de Santa Catarina, ubicado en la zona céntrica de Coyoacán.

Un clásico en el presente

“Quería montar un clásico y uno de los más importantes es Woyzeck. En México estamos viviendo una serie de acontecimientos, entre los que hay un incremento de feminicidios, lo que ha ocasionado un justo y necesario llamado de atención de las mujeres. A partir de estas dos cuestiones Woyzeck me pareció un texto necesario para adaptarlo y montarlo en la Tierra Caliente michoacana, el epicentro de la guerra contra el narco que nos dejó un país devastado y cuarteado”, explica en entrevista el coguionista con Carlos Carrera de La mujer de Benjamín, La vida conyugal y Sin remitente.

Ambientada en Apatzingán, territorio de guerra de bandas criminales entre sí, contra el Estado y del Estado y las bandas criminales contra la población, Woyzeck (Baltimore Beltrán) es un soldado raso, quien ama eróticamente a María (Diana Ávalos), pero ella lo ama solo fraternalmente, aunque es capaz de la piedad y del consuelo ante la desesperación del uniformado. Posteriormente, María deja al hijo de ambos (Andrés, Carlos Herrera) a cargo del idiota del pueblo (Jorge Ávalos), en busca de protegerlo.

Para esta versión contemporánea del texto escrito por Büchner alrededor de 1836, Ortiz Cruz incluye un prólogo cantado de Juan Tovar, un epílogo de la vida real correspondiente a las palabras del general Williams Kalimán Romero al consumarse el golpe de Estado contra Evo Morales en Bolivia en 2020.

El también realizador de Mezcal, Hombre que no escucha boleros y Luna tierna sostiene que Woyzeck es un clásico porque trata sobre la condición humana, que es universal en tiempo y espacio. Sin embargo, diferencia su enfoque, más cargado a la mujer como protagonista, con la obra de Büchner y de la victimización que se hace con el personaje del soldado, responsable consciente de todos sus actos.

“En mi obra Woyzeck no es solo el resultado de la humillación llevada a cabo por el capitán, el doctor o por su mujer. En mi puesta en escena él es responsable de sus actos, como es el caso real del soldado (Johann Christian) Woyzeck, que tenía claridad entre el bien y el mal, y conciencia de lo que hizo. Eso me sirvió a mí. Y los otros personajes son una especie de vampiros que necesitan de la pasión humana, en este caso de los celos de Woyzeck, para poder vivir. Por eso lo azuzan”.

Una protagonista natural

Ortiz dice que su apuesta también fue abordada desde el punto de vista de María, que es una mujer en la adaptación que ama fraternalmente a Woyzeck, pero él la ama eróticamente. “Por tanto es una relación que no puede funcionar y el resultado son los celos de Woyzeck que lo llevan al sufrimiento. Y como María ama fraternalmente a Woyzeck, siente pena por el sufrimiento de él y en ese momento se inicia el proceso de la culpa, que en este proceso es lo que estimula y es la pasión de la que viven estos personajes que los rodean como vampiros en busca de sangre o buitres a la espera de carroña para alimentarse y vivir”.

El ganador del Ariel rescata el tono de tragicomedia de la obra de Büchner y asegura que, aunque entre el público hay quien sale conmovido o aun rechaza, quienes la entienden mejor son los jóvenes, que a su juicio se sienten bien con el montaje. “El público ideal para ella son ellos”, dice el director.

Recuerda que ya ha trabajado en cine con Baltimore Beltrán y Diana Ávalos, con quienes disfruta acercalos “microscópicamente” a los estados de ánimo que más le interesan de sus personajes.

“Quería que María tuviera una sensualidad bastante aparente, natural; desde ese punto se fue pensando en los recursos de la puesta en escena, uno de ellos: que María tenía que estar descalza, un asunto muy importante. Alejandro Navarrete interpreta al capitán, Rodrigo Johnson al doctor y al pregonero que anuncia el espectáculo del caballo filosófico; Carlos Herrera (Andrés) y Andrea Cossete (Margarita).

“Todo esto va unido con otro elemento de la adaptación, que es la música en vivo a partir de canciones michoacanas, sin caer en el folclor, y que son interpretadas e investigadas por Melesio Portillo; la otra parte de la música fue investigada para la adaptación por Diana Ávalos, y son las canciones de María”.

Comenta que el trabajo de la creadora del espacio escénico e iluminación, Patricia Gutiérrez, sintetiza todas sus ideas de la adaptación, al representar un México devastado y cuarteado.

El trabajo escenográfico pone de manifiesto lo anterior: una cuarteadura en el piso y piedras caídas cuya producción estuvo a cargo de Lucía Ortiz y Genaro Ortiz, mientras que la extracción y labrado de piedras corrió a cargo del maestro cantero Hipólito Ortiz. El diseño de vestuario es de Estela Fagoaga, la composición y arreglos musicales de Melesio Portilla.

“Esa creación del espacio y la iluminación ayudó muchísimo a entonar a todos los actores, a dar unidad a la obra, que está escrita episódicamente. Es muy cinematográfica porque son 20 y tantas escenas en 19 páginas, como si fueran secuencias cinematográficas. La obra original de Büchner es muy cinematográfica, por eso me gustó también”, dice el hombre de cine, que ríe al recordar que se escribió décadas antes del nacimiento del séptimo arte, que justo con Herzog dio la gran versión de Woyzeck.

“Mi puesta en escena no tiene influencia de Herzog en absoluto; en todo caso, me interesó la obra por su estructura cinematográfica, y por eso quise ponerla”, concluye el realizador y dramaturgo oaxaqueño.

PCL


  • José Juan de Ávila
  • jdeavila2006@yahoo.fr
  • Periodista egresado de UNAM. Trabajó en La Jornada, Reforma, El Universal, Milenio, CNNMéxico, entre otros medios, en Política y Cultura.

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