El escritor Xavier Velasco coloca a José Agustín entre los grandes monstruos, entre los grandes maestros de la literatura, de la música, de vivir: “Para mí, descubrir a José Agustín fue más importante que descubrir a los Sex Pistols y tan impactante como escuchar por primera vez a David Bowie. Lo que David Bowie hizo por mí como adolescente, José Agustín lo hizo también por mí como prospecto de escritor”.
Tras la muerte del autor de De perfil, Velasco evoca la figura de un autor que señaló el sendero de quienes buscaban hacer literatura, de una generación que no fue marcada, sino guiada por el desenfado genial del escritor.
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“Hasta los 16, 17 años yo no me veía a mí mismo, en ese momento, como capaz de escribir algo que a nadie pudiera importarle. Yo me sentía completamente embrionario en el sentido. En el momento en que me cae en mis manos De perfil y veo que alguien como yo es protagonista de una historias, además de una historia que me tiene totalmente enganchado, que me tiene tirado de la risa y al mismo tiempo me tiene creyendo por una vez, por primera vez, que sí puedo ser un escritor, que hay alguien ahí que me está entendiendo, que comienza sus libros usando por epígrafe canciones de grupos de rock”.
¿Qué deja José Agustín en la literatura?
Es el Virgilio de Se está haciendo tarde. José Agustín fue mi Virgilio en muchos sentidos, fue el que me dijo: bienvenido a la literatura. Y se lo dijo a muchos. Y muchos escritores de mi generación tienen esta veneración temprana por José Agustín que se parece un poco al recuerdo del primer amor: esa situación completamente fresca, ese inesperado apoyo que llegó a tu vida para decirte que a lo mejor tú no eras un moco intrascendente y bueno para nada, que a lo mejor así como eras y como estabas, la clase de rufián que eras, a lo mejor no estaba tan mal.
¿Cómo fue tu contacto físico con él?
Alguna vez me aventuré a ir a verlo al CCH Sur, le pedí una entrevista y me dijo que sí, no tenía que convencerlo. Pero que fuera a su casa en Cuautla, y pues yo el sábado me fui a su casa, lo entrevisté. Iba a ser mi primera colaboración periodística para una revista, y pues con la novedad de que me la rechazaron porque yo lo único que hice fue transcribir lo que él me había dicho. Yo no sabía hacer una entrevista, tenía 19 años.
La relación literaria de Velasco con José Agustín es íntima desde el momento en que el exponente de la literatura de la Onda enseñó que se podía ir más allá de la solemnidad, que había gozo en cada ejercicio de las letras y ahí también estaba el rock.
“Desde los 19 yo ya escribía sobre rock y en el sentido, pues uno de mis maestros tenía que ser él. Aunque francamente fue más mi maestro Óscar Sarquiz y Parménides fue otro. Aprendí de ellos, que era posible escribir gozosamente, que era posible divertirte, reírte, cuando estabas escribiendo, que la cosa no tenía que ser solemne, sino muy al contrario, que la solemnidad era la enemiga de literatura”.
El autor de Diablo guardián deja un agradecimiento para José Agustín, porque, como dice, lo guió por los senderos oscuros y, como toda mala compañía, se le recordará siempre.
“Por mucho tiempo San José Agustín siguió siendo para mí Virgilio, siguió siendo como ese amigo que por primera vez te dio la bienvenida a una escuela donde nadie te pelaba, si no es que te buleaban, que era el mundo literario donde yo me sentía muy intimidado. Yo creo que pues a muchos nos dio alas, como muchas malas compañías que te dan alas y que siempre recordarás con una gran sonrisa”.