En México y Mesoamérica, el Nahual, también llamado nagual o nawal (que en náhuatl o nahualli significa oculto, escondido o disfraz), es una especie de brujo o ser sobrenatural que tiene la capacidad de tomar forma animal. El término refiere tanto a la persona que tiene esa capacidad como al animal mismo que hace las veces de su alter ego o animal tutelar.
Desde la época prehispánica se atribuye a los dioses de las culturas maya, tolteca y mexica, entre otras, la facultad de tomar la forma de un animal (nahual) para interactuar con los humanos
A la distancia, su existencia es cuestionada, pero quien dice ha tenido contacto con alguno, no sabe cómo describirla. En Xonacatlán, por ejemplo, allá por la época de 1960, los abuelos aseguran que era común escuchar relatos de apariciones a altas horas de la noche, cuando las anchas calles de terracería y las veredas no tenían iluminación.
Más que un jaguar o coyote mitológico, en el pueblo el nahual es más descrito como un perro pelón, flaco y muy grande que vagaba por las calles y acostumbraba a aparecerse a aquellos que gustan de beber alcohol en la madrugada.
Testigos presenciales
Son las dos de la mañana y Cesar, vecino de la cabecera municipal, junto con su primo Pedro, regresan de una fiesta, hace frío y está oscuro. “Hace como 30 años, regresábamos de una fiesta, casi llegamos a casa del abuelo cuando a media cuadra nos cruzamos con un borrachito que se tambaleaba de un lado a otro y se veía peor que nosotros”.
Son las dos de la madrugada y Cesar, vecino de la cabecera municipal, junto con su primo Pedro, regresan de una fiesta, hace frío y está oscuro. “Hace como 30 años, regresábamos de una fiesta, casi llegamos a casa del abuelo cuando a media cuadra nos cruzamos con un borrachito que se tambaleaba de un lado a otro y se veía peor que nosotros”.
En ese momento todo parecía normal y siguieron caminado detrás de él, sin embargo, al paso de unos minutos el hombre cayó de frente y no pudo meter las manos. “Primero nos dio risa porque el golpe fue muy fuerte, pero después nos espantamos porque pensamos que se había matado.
Cuando cayó en cuenta de lo que estaba pasando, un escalofrío agudo lo invadió por todo el cuerpo y sus ojos no daban crédito, pues aquel “borrachín” de edad avanzada no murió del fuerte golpe y se levantó entre la oscuridad convertido en un perro enorme y negro. “Estaba desorientado, cuando se levantó seguía tambaleándose y después de un rato nos volteó a ver y se fue corriendo…nunca había visto algo similar”.
MMCF