Entre las abrumadoras apologías oficiales, las críticas de la disidencia y la incertidumbre en la población, Cuba conmemora a partir de este 25 de noviembre el primer aniversario de la muerte del líder Fidel Castro con una semana de vigilias.
Un año después de su muerte, Cuba recuerda a Fidel como un líder indiscutible, su pensamiento se eleva a doctrina filosófica y su imagen inunda los medios oficiales, donde se le compara con un héroe o deidad, pero por otra parte, también hay quienes critican esa visión idealizada y apologética del comandante.
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Fidel, un emblema de la izquierda revolucionaria que construyó un Estado socialista a las puertas de Estados Unidos y desafió por décadas los esfuerzos de Washington por derrocarlo, murió a los 90 años el 25 de noviembre de 2016.
El líder había estado fuera de la vista pública durante una década, desde el 2008, tras sufrir una enfermedad intestinal, período en el cual fue reemplazado en la presidencia por su hermano Raúl.
A la confirmación del eterno rumor sobre su muerte siguieron nueve días de luto nacional, en los que cubanos lloraron al “patriarca”, que gobernó la isla con mano de hierro por casi medio siglo, y sus cenizas recorrieron el país hasta el cementerio de Santa Ifigenia en Santiago de Cuba, donde descansan sus restos.
Tras las lágrimas, la isla pronto volvió a la normalidad sin grandes traumas por la pérdida de Fidel, cuyo legado y figura son exaltados con frecuencia por la maquinaria propagandística del oficialismo.
“Yo diría que la Revolución cubana sin Fidel Castro no existe. Él fue el centro de ese proceso político, quizá demasiado autoritario, demasiado mesiánico”, afirmó el historiador cubano Enrique López Oliva.
Niños durante homenaje por primer aniversario de la muerte de Fidel (EFE)
El ritmo de las reformas emprendidas por Raúl para actualizar el modelo económico de estilo soviético ha continuado con moderación después que el gobierno congeló en agosto la emisión de algunas licencias para laborar en el sector privado, en tanto la relación con Estados Unidos ha empeorado bajo el mandato del presidente Donald Trump.
[OBJECT]Para López Oliva es peligroso seguir amarrados hoy a su discurso marxista y antiimperialista, que tuvo su momento histórico, pero ahora el momento es otro. “Indiscutiblemente fue un revolucionario que cambió todo, pero no fue un dios”, afirma.
Según López Oliva, los grandes logros de la Revolución, como la salud y la educación gratuitas o los ideales de solidaridad e internacionalismo se mantienen, aunque debilitados, porque “el tiempo ha ido creando nuevas necesidades y retos, nuevas generaciones con otras aspiraciones”, que se encuentran hoy ante un vacío de liderazgo.
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Sin embargo, para otros intelectuales de la izquierda militante, como Graziella Pogolotti, el legado de Fidel “está más vigente que nunca”, en especial su pensamiento “humanista y anticolonial”, que supo ajustar a las demandas de cada momento histórico.
El disidente cubano Manuel Cuesta Morúa consideró que “más que un hombre de pensamiento, fue un hombre de acción, muy pragmático y una presencia abrumadora en la sociedad cubana”,
Antes de morir, Fidel expresó su deseo de que su nombre no se usara en calles o plazas, ni se erigieran monumentos en su honor, incluso su tumba reviste un carácter sobrio en una enorme piedra de granito en un cementerio de Santiago de Cuba con una placa que dice solamente “Fidel”.
Tumba de Castro en Santiago de Cuba (Cibercuba)
Pero esa última voluntad sólo se ha respetado a medias ya que estos días su imagen inunda los medios, todos controlados por el Partido Comunista, y sus retratos perduran en muchas instituciones oficiales.
Las nuevas generaciones, nacidas en las décadas de los ochenta y noventa, convivieron con un Fidel Castro ya mayor en pleno Periodo Especial, cuando la Revolución quedó al borde del colapso tras la desmembración de la Unión Soviética.
Para José Jasán Nieves, un periodista independiente de 31 años, el lugar de Fidel Castro en la historia de Cuba es “incuestionable” y fue la “personalidad cubana más importante del siglo XX que colocó la isla en el mapa mundial, un gran estadista que dirigió una pésima política económica”, señaló.
Elegirán nuevo presidente en 2018
Lo más significativo políticamente es el actual ciclo electoral, que comienza el domingo 26 con una votación municipal y termina con la elección de un nuevo presidente del país en febrero de 2018.
[OBJECT]Raúl, de 86 años, ha reiterado que se jubilará tras cumplir dos períodos sucesivos de cinco años encabezando el gobierno, y se espera que la transición en el cargo sea gradual, ya que Raúl continuará como jefe del gobernante Partido Comunista.
La sucesión llega en un momento difícil luego de un recorte de la ayuda de su aliado Venezuela, debilidad en las exportaciones y carencia de liquidez.
“El futuro nuestro ni lo sabemos nosotros mismos”, dijo Ariadna Valencia, de 45 años, maestra de secundaria. “Ahora termina Raúl su mandato en 2018, Fidel ya es historia y no veo realmente una salida para mejorar la vida”.
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A la votación municipal de este domingo, la única etapa del proceso electoral en que los cubanos participan directamente, seguirán las elecciones a las asambleas provinciales y nacional.
La nueva Asamblea Nacional (Parlamento) seleccionará a fines de febrero al sucesor de Raúl. El primer vicepresidente Miguel Díaz-Canel es el candidato más visible para reemplazar a Castro.
Disidentes cubanos enfrentan la represión y la cárcel (Especial)
El director de la Biblioteca Nacional de Cuba, Eduardo Torres, dijo que hay claramente otros políticos bien posicionados para convertirse en presidente: “Con Raúl hay un peso de la generación histórica, pero cuando Raúl salga ya es otra generación, y otra es la historia que empezaremos a construir”, dijo Torres.
Con información de EFE y Reuters
AG