Resumir toda la existencia con agudeza, llevándonos de la amargura que provoca pensamientos torturantes al reconfortante consuelo proveniente de armónicas piezas instrumentales, es algo que Yann Tiersen logra exitosamente.
El Músico y compositor francés que ha conmocionado a la juventud infinito número de veces, presentó ayer en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris su nuevo material discográfico titulado Infinity, en colaboración con Gareth Jones y Daniel Miller.
Fue un inmenso disfrute, siempre incesante: emergieron de los instrumentos formas brillantes y profundamente humanas; las notas hablaron, narraron historias, piezas dignas de quien sabe que lo verdadero converge con lo risible. Rememoro el soundtrack de la tan conocida película Amélie, que avasalló con apariciones casi míticas entre todo aquel campo de personajes.
En esta época la creación de Tiersen es fecunda, sus piezas son de absoluto genio creativo, no puede más que despertarnos sensaciones extraordinarias, para luego arrullarnos con ellas. Máximo hoy que nunca se vuelve necesario escuchar con detenimiento composiciones donde convivan armónicamente el hombre y su historia, para concebir un vínculo autentico donde el espíritu llegue a desenvolverse con neutralidad.
Busco palabras para comunicar imágenes fantásticas que son invisibles en el espacio, palabras para expresar las vaporosas imágenes que percibí, con tal de lograr reproducir cuánto tienen de maravillosas esas apariciones y así dejar entrever por medio de mis letras, el mundo que ha creado este artista.
Pese a cualquier escepticismo, uno se conmueve cuando escucha la obra de Yann Tiersen y es lo que importa desde el punto de vista estético, no el predominio de lo visual, sino la asombrosa intensidad que transmite y logramos captar.