Los rizos de Isaac Hernández son inquietos, le cubren los ojos, pero no lo distraen, porque el mejor bailarín del mundo sabe que la disciplina es un asunto de cada segundo del día y que la concentración es básica en cualquier escenario en el que se presente, para bailar o charlar acerca de su prolija vida, de la que aceptó se forjó al amparo del apoyo de Héctor Hernández, su papá.
El rostro juvenil de Isaac se ilumina al rememorar los días en los que estudiaba en casa, al lado de sus 10 hermanos, bajo la tutela de su progenitor y de su mamá, Laura. Inconformes con el sistema, decidieron educar a su parentela en su hogar en Guadalajara e inculcarles la pasión por el ballet en el patio del lugar.
Esa experiencia, considera Hernández, fue excepcional y echa por tierra la teoría de varios. “Mi papá fue mi maestro de ballet. Mucha gente dice que soy el Billy Elliot mexicano, pero no, sí tuve el apoyo de mis padres, y gracias a esa educación y formación clásica que me dio mi padre pude llegar a estos escenarios”.
Con amor en la mirada, sin nostalgia, el bailarín recuerda que todo comenzó al abrigo de alguien de toda su confianza, del hombre que le dio la vida. “Fue una experiencia única, tuve una gran fortuna. Por eso me interesa promover las artes, pues tienen el poder de sacar a un niño del patio de su casa en Guadalajara y llevarlo a la Ópera de París”.
Luego, el English National Ballet y Mikhail Baryshnikov se encargaron de terminar de transmitirle la técnica que lo llevó a alzarse en el Teatro Bolshói con el Benois de la Danse —el máximo reconocimiento en la danza internacional— por su interpretación de James, en La sílfide, y también por la representación de Bassilo, en Don Quijote, presentado por la Ópera de Roma.
Una vida complicada
La del bailarín, afirma, “es una vida muy complicada, porque requiere una disciplina extraordinaria, en todos los sentidos. No es solo la carrera profesional como bailarín, sino también la responsabilidad que conlleva representar a México en el extranjero.
“Es emocionante para mí, pero sí tengo que admitir que es algo que tiene mucho peso, pero al final ha sido la base para idear todos estos proyectos y la inspiración para concretarlos”, abunda Isaac, quien luego de su encuentro con M2 tomó un vuelo a Londres, ciudad donde vive.
Labor social
Observar la prioridad que el desarrollo artístico tiene entre su población, despertó en el joven de 28 años la necesidad de emular el sistema en México. Por ello, tras concluir en enero del próximo año su actividad dancística en el Coliseo de Londres, viajará acá para establecer la Federación de Industrias Creativas.
Es deseo del artista “posicionar la creatividad mexicana como un motor importante de desarrollo para nuestro país. En Inglaterra las industrias creativas mueven más de 90 billones de libras al año, algo que no se ha considerado aquí, no se le ha dado la atención necesaria para desarrollarlas. Yo quiero lograrlo a través de la federación".
Ocupado
Trabaja seis días a la semana: “son ocho horas cuando estoy preparando un nuevo ballet y cuando tengo funciones empiezo a las 10 horas y termino a las 23”.
Colaboración
Tras sumar su talento al de Geo Meneses en la campaña Chingones hasta en la muerte, el bailarín planea invitarla a sus funciones en el Auditorio Nacional.
Misión
El bailarín comenta que su actual compromiso es “influir en la formación y en que la sociedad adquiera confianza en las artes”.
Golf
En sus ratos libres disfruta jugar golf: “Me gusta mucho pues me ayuda a desconectarme para pensar y retomar ideas".
Teatro
Dado que vive en Londres, disfruta ir al West End. “Tengo la fortuna de poder ver las mejores producciones de manera constante”.
Yo no soy el "Billy Elliot" mexicano: Isaac Hernández
Gracias a la formación que le dio Héctor Hernández, su padre, ha llegado a los máximos escenarios, dice el bailarín.
Ciudad de México /
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