Yo-Yo Ma: El chelista presentó Proyecto Bach

Ante 7 mil personas reunidas en el Monumento a la Revolución, el intérprete de origen francés deleitó con las seis suites para violonchelo.

El músico desafió la lógica del ruido citadino. Nelly Salas
Ciudad de México /

Eric Siblin, autor de Las suites para violonchelo. En busca de Pau Casals, J. S. Bach y una obra maestra (Turner, 2012), dice que “a través de diferentes culturas, de diferentes épocas, la gente toca a Bach de diferentes maneras, con otros instrumentos y en otros géneros, pero sigue funcionando. Las suites para violonchelo son el ejemplo”.

Además de los músicos clásicos, las suites han sido tocadas lo mismo en jazz que en música latina, con sintetizadores o con cuartetos de saxofones o marimbas, con puras voces o con guitarras y, por supuesto por violonchelistas, empezando por Pablo Casals, quien descubrió sus partituras al mundo.

Si el violonchelista italiano Mario Brunello subió a la cima del monte Fuji para tocar algunos fragmentos de las suites a casi 3 mil 650 metros sobre el nivel del mar es porque, como advierte Siblin, “el cielo parece ser el límite” para estas obras.

Así que, por qué Yo-Yo Ma no habría de tocarlas en la explanada del Monumento a la Revolución de Ciudad de México como parte de su Proyecto Bach, desafiando la lógica del ruido, la contaminación y la dinámica enloquecida de esta ciudad, y hasta la altura en la que estamos situados.

Como foro se eligió un lugar que más que nada ha sido dedicado para conciertos de música popular, mítines políticos y hasta reuniones de santocloses. Flanqueado a la izquierda por un edificio que en lo alto muestra un retrato de Pancho Villa y a la derecha por la bandera nacional, Yo-Yo Ma fue recibido con un aplauso caluroso en una multitud calculada en siete mil espectadores.

Solitario, el músico se sentó al centro del escenario y mientras iniciaba con la Suite para violonchelo No. 1 en sol Mayor, al fondo se veía el desfile de autos, motocicletas, bicicletas y hasta peatones que no se inmutaban con la música. Pero sí había una pequeña multitud que, aunque no contaba con bocinas cerca, seguía el concierto con interés.

No hubo lugar para la pirotecnia o los efectos especiales, solo para la música que Bach legó para la posteridad y que, como dijo Mischa Mainsky, quien también ha tocado y grabado las suites, “son como un gran diamante, con cortes tan diferentes que reflejan la luz de maneras muy diferentes”.

Con su talento y carisma, Yo-Yo Ma logró que la multitud siguiera en silencio la homilía bachiana y premiara con una gran ovación cada una de las sonatas. Logró que al menos momentáneamente nos congraciáramos con una ciudad que parece querer ahogarnos.

Proyecto Bach

En 2018, Yo-Yo Ma comenzó un viaje de dos años para interpretar las 6 suites de Bach para violonchelo solo.

Ejemplo de poder

Cada concierto es un ejemplo del poder de la cultura para crear momentos de entendimiento compartido.

En números

El proyecto está dividido en 6 continentes, 36 conciertos y 36 trabajos comunitarios.

  • Xavier Quirarte
  • xavierquirartenuevo@gmail.com
  • Es autor de Ensayos de jazz y literatura (Editorial Doble A), es coautor de Por amor al sax y John Coltrane. Periodista especializado en jazz, rock y música contemporánea, sus textos han aparecido en los periódicos El Nacional, La Crónica y Milenio, y en revistas como Casa del Tiempo, Rock y Pop, Sólo Jazz & Blues, Círculo Mixup, La Mosca en la Pared, Cine Premier, Dos Filos, Sacbé y otras

LAS MÁS VISTAS