Yves Pagès (París, 1963) ha sido de todo en su vida: vigilante, editor, actor y escritor. Ser muchas personas, asegura, le permite desplegarse en la imaginación.
“Acabo de cumplir 60 años, sí he hecho muchas cosas en mi vida, he sido muchas personas a la vez. Hice muchos trabajos, impartí clases pero fue siempre de manera precaria, después me volví escritor pero tampoco deja mucho dinero (risas) y ahora soy editor en Verticales, una editorial muy importante en Francia y todo lo que he hecho y que tienen en común es que trabajo con las palabras”, dijo el escritor a MILENIO.
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Yves Pagès pasó fugazmente por México y presentó el libro A punta de retratos publicado por la editorial Canta Mares.
“Para mí representa romper con las convicciones de la novela. Se trata de jugar con la escritura y experimentar más a partir de formas fragmentarias y también de concentrarme, no en el culto por el personaje principal o el héroe de la historia, sino concentrarme en los personajes secundarios, lo cual me permite hacer una galería de retratos en desorden, pero el desorden es, finalmente, el de la vida misma”, contó.
En A punta de retratos se despliega una galería de “100 especímenes de nuestra condición humana” como se puede leer en el siguiente texto:
“Resucitada crónica, Charlotte se inmoló seis veces la semana pasada, se arrojó de lo alto de un acueducto un mes antes, y por una ventana una docena de veces, sin olvidar los accidentes mortales en moto o en paracaídas, así como uno que otro harakiri con arma blanca. Cincuenta y nueve películas ya en su haber e igual número de puntos de sutura. Simple doble de acción, la especialista nunca obtendrá el papel protagónico, a cara descubierta, con el que soñaba. En la agencia de casting ya la han catalogado: suicida interina”.
En el libro, se presenta una galería en la que hay personajes marginales que han perdido todo y siempre están llevados al límite
“Se trata de situaciones y momentos de tensión que te permiten tratar de una manera más directa al personaje, de entrar directamente en su subjetividad o en su intimidad sin tener que pasar por esas exigencias de la novela de escribir cómo es y de dónde viene. La crisis te permite entrar de lleno a los personajes y conocerlos a partir de sus paradojas, contradicciones, ambivalencias, y los capturo en el momento en que se muestra su fragilidad, lo que me permite darles al mismo tiempo un espesor, una densidad humana y mostrarlos desde la fragilidad y vulnerabilidad, pero sin idealizar”.
Miss Francia
A punta de retratos se divide en dos partes, los individuos y la otra es una mirada a todas las cosas que no funcionan en Francia.
“Se llama ‘Miss Francia vista por detrás’ y son textos que publiqué en un diario italiano de izquierda y decidí escribir sobre todos los puntos de disfuncionamiento de Francia que no marchan bien y poder mostrar esos momentos en que la arrogancia francesa estaba puesta en cuestión y de hecho se veía ridícula. Lo que intenté hacer fue ver Francia como si yo fuera extranjero y vista desde esa perspectiva, Francia es un país absurdo y extraño y el papel del escritor es volverse extranjero de su propio país”.
El escritor Yves Pagès habló sobre las oportunidades en el mundo digital para la literatura y la ironía.
“Yo comencé a hacer microficciones hace mucho y de pronto comenzó realmente a cobrar importancia Internet y las redes sociales. A mí me interesó mucho y en ese momento comencé un blog y hacer muchos textos cortos, de hecho, era como una zona de obras, por que muchas cosas que empecé a escribir ahí se volvieron libros y en mi cuenta de Instagram exploró la relación estructura-imagen con cierta ironía”.
Sin embargo, el autor opinó que cuando surgieron los blogs, fueron pocos los escritores que lo tomaron en serio para crear nuevas formas de escritura.
“Creo que había que tomar en serio el formato, pero realmente, muchos utilizan las redes sociales, los blogs, etcétera como medios de promoción narcisista que a mí no me interesa y me desesperan. Pero Instagram ofrece la oportunidad de adueñarse y permite que sea un espacio de creación”.
Sobre la escritura como una acción política, el autor francés opinó: “La literatura no da un mensaje, hay muchos medios que funcionan muy bien para eso, pero la literatura no es el mejor medio para hacer política. Lo que me interesa es lo micropolítico, busco ver la realidad o la verdad de las relaciones de poder y en lo que vivimos, por ejemplo en el trabajo, en la familia, escuela, en la pareja. Me interesan los desequilibrios en las luchas de fuerza que hay en estas maneras de ejercer micropoderes, me interesa ver cómo nos alineamos, cómo nos emancipamos, pero siempre a partir de lo que podemos llamar realidades minúsculas y, bueno, creo que la escritura se trataría de resistir a las relaciones de dominación”.
PCL