Charlotte Cooper fue una tenista que abrió camino en el tenis femenino y la primera deportista en conquistar una presea olímpica. La inglesa ganó cinco títulos de Wimbledon (1895, 1896, 1898, 1901 y 1908) de un total de 11 finales que disputó, ocho de ellas fueron consecutivas entre los años 1895 y 1902.
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En el año 1900 marcó su nombre en la historia, pues se convirtió en la primera mujer en ganar un título olímpico, consiguiendo la victoria en la final femenina de tenis de los Juegos Olímpicos de París, en el año 1900. Estos eran los primeros juegos en los que se permitió participar a las mujeres.
Cooper abrió el camino
Con el cambio de siglo, se celebraron los Juegos Olímpicos de París, en Francia. Esta fue la primera prueba olímpica con participación femenina, en competencias como el críquet, tenis y golf. Anteriormente, la cita olímpica prohibía la participación de deportistas femeninas.
La entrada de las deportistas en los Juegos Olímpicos no pudo ser mejor, con Charlotte Cooper ganando la medalla de oro en la modalidad de individual femenino y en dobles mixtos, junto al tenista Reginald Doherty, convirtiéndose en la primera ganadora olímpica de la historia.
Incrementó el número de disciplinas
La gesta de Cooper llevó al Comité Olímpico Internacional a reconsiderar el veto a las deportistas en otras disciplinas y en los Juegos Olímpicos de San Luis 1904, en los Estados Unidos, la participación de mujeres incrementó a modalidades como vela, equitación y tiro con arco. Cuatro años después, en los Juegos Olímpicos de Londres 1908, compitieron en disciplinas como el patinaje artístico y la natación.
De esta forma, se convirtió en la estrella a seguir por otras tenistas de talla mundial como la francesa Suzanne Lenglen, quien dominó el tenis mundial en la década de 1920; la estadunidense Helen Wills Moody, quien tomó el testigo de Lenglen y ganó 31 Grand Slams; la australiana Margaret Court, considerada una de las mejores de todos los tiempos; la estadounidense Billie Jean King, pionera en la lucha por la igualdad de género en el tenis, y más recientemente Venus Williams y Serena Williams, dominadoras del tenis femenino en la década de 1990.
Cooper siguió compitiendo hasta los cincuenta años, disputó su última final de Wimbledon con 41 años y su quinta ensaladera inglesa la consiguió con 32 años y 282 días, récord que aún hoy en día, nadie ha conseguido batir. El 10 de octubre de 1966, a los 96 años, Cooper falleció en Helensburgh (Escocia), dejando un legado difícil de superar.
AVV