Hablar de Juegos Olímpicos, es hablar de la fiesta deportiva más grande del planeta, en la que miles de atletas de alto rendimiento, no solo tienen la oportunidad competir por una medalla y por poner el nombre de su país muy en alto, sino también de compartir experiencias, vivencias y parte de su cultura con deportistas de otros países (muchos de ellos llevan recuerdos para intercambiarlos), sin embargo, en muchas ocasiones la exigencia durante la competencia los lleva más allá de sus límites, por lo que en ocasiones hemos sido testigos de trágicos accidentes dentro de la justa veraniega.
En diversas ocasiones el evento multidisciplinario nos ha dejado un amargo sabor de boca, pues detrás de las medallas, los récords olímpicos y mundiales que son abatidos, se han registrado decesos que dejan una mancha difícil de borrar, por lo que haremos un recuento de estos lamentables hechos.
Septiembre negro
Sin duda los Juegos Olímpicos de Múnich 1972 fueron los más trágicos de la historia.
La madrugada del 5 de septiembre, integrantes del grupo terrorista palestino llamado Septiembre Negro, ingresaron vestidos de deportistas a la Villa Olímpica y se dirigieron hasta los dormitorios de los israelís, secuestrando a 11 personas, sietes atletas y cuatro entrenadores, quienes fueron asesinados cuando se presentó un tiroteo con la policía alemana. Esa noche se registraron 12 deportistas muertos (dos fueron privados de la vida dentro de los dormitorios). Para sorpresa del mundo, la justa veraniega continuó con sus actividades.
Corrió a la muerte
Durante los Juegos Olímpicos de Estocolmo 1912, el calor golpeó fuertemente Suecia, el termómetro marcaba arriba de los 35 grados centígrados, motivo por el cual se pretendía suspender el maratón olímpico, pero las autoridades se negaron, sin saber que se presentaría la primera tragedia en las Olimpiadas.
El corredor de 21 años, Francisco Lázaro, quien llegó como el primer abanderado de Portugal, se embadurna el cuerpo con un bloqueador muy espeso y grasiento, pensando que le ayudaría a mantener la temperatura del cuerpo y evitar las quemaduras del sol, pero lo único que le ocasionó fue la muerte. Aproximadamente en el kilómetro 30, Lázaro cayó muerto debido a un desequilibrio de electrolitos esto por la falta de transpiración.
Pedaleó hasta el más allá
Durante la prueba de los 100 kilómetros contra reloj en los Juegos Olímpicos de Roma 1960. El ciclista danés, Knud Enemark, fue víctima de las altas temperaturas italianas, pues durante la carrera sufrió un golpe de calor, motivo por el cual perdió el control de su bicicleta, y cayó impactó su cabeza contra el pavimento causándole una conmoción cerebral, por lo que murió al instante.
Posterior al deceso de Enemark, su entrenador, Olaf Jorgensen, reveló que le administró Ronicol (sustancia que intensifica la circulación de la sangre, el cual se utilizaba para el tratamiento del colesterol) y no anfetaminas como se rumoraba, dejando en claro que el medicamento fuera el causante de su muerte. Incluso un par de compañeros de Knud también sufrieron desmayos por el calor.
Previo a la clausura
Un día antes de la clausura de los Juegos Olímpicos de Invierno de Albertville 1992. El esquiador Nicholas Bochatay perdió la vida durante el calentamiento previo a su participación, el suizo perdió el control debido a la velocidad, y se salió de la pista para estrellarse contra una máquina recogedora de nieve.
Trineo mortal
El deportista gregoriano, Nodar Kumaritashvili perdió la vida en los Juegos Olímpicos de Invierno de Vancouver 2010. Durante una carrera de entrenamiento no logró controlar su trineo, el cual tomó gran velocidad y estrelló su cabeza contra un poste, por lo que fue trasladado al hospital. Horas más tarde se anunció el deceso del atleta.
SFRM