Fue la conferencia de prensa más difícil de su vida, sin duda. Junto a Robert Kraft, uno de los dos hombres con los que construyó una dinastía en la NFL (el otro fue Tom Brady), Bill Belichick dijo el adiós más complicado, la despedida a los New England Patriots después de 24 temporadas como su head coach.
“No había visto tantas cámaras desde que firmamos a (Tim) Tebow”, bromeó el entrenador en jefe de 71 años desde Foxborough, el hogar en donde gestionó la dinastía de los Pats entre el 2000 y 2003, con una era dorada que abarcó entre 2001 y 2019, con los seis triunfos de Super Bowl que logró. Su comentario fue en referencia al mariscal de campo que firmaron en 2013 y no pasó de la temporada baja.
“Para mí, este es un día de gratitud y celebración”, dijo Belichick ante los medios que acudieron para su despedida de Nueva Inglaterra, la cual se dio en acuerdo mutuo con Kraft, dueño del equipo. Los caminos ya se habían separado; se hablaba de una inminente salida desde el 12 de noviembre, cuando los Patriots cayeron ante sus acérrimos rivales, Indianapolis Colts, por marcador de 6-10, en el que también fue el último juego como titular para Mac Jones, el quarterback elegido con la primera ronda de 2021 y que no ha podido cumplir en la era post-Brady.
Seguirá entrenando
El legado está en los libros de historia, y no se olvida ni porque las últimas dos temporadas de los Patriots fueron olvidables, con récord de 12-22 entre 2022 y 2023. Pero más allá de eso, sus números con los Pats lo tienen como una leyenda viviente: 302 victorias como entrenador (tercera cantidad más alta de todos los tiempos), 31 triunfos en playoffs (líder de la NFL), 17 títulos divisionales y nueve de conferencia, ambas marcas para un head coach. Es ese deseo de ganar el que lo mantiene con la esperanza de seguir entrenando a otro equipo.
“Siempre seré un Patriot. Espero volver aquí. Pero en este momento, vamos a seguir adelante. Estoy entusiasmado con el futuro”, apuntó, visiblemente emocionado en el estrado.
Kraft también le dedicó unas palabras y dejó entrever que buscará dirigir a otra franquicia: “Lo que Bill ha hecho nunca se repetirá. Será difícil verlo con una sudadera con capucha en otra banca. Le deseo éxito, excepto cuando juegue contra nuestros queridos Patriots”.
La historia entre Belichick y Kraft terminó como empezó: con un abrazo y unas bromas para alivianar un ambiente nostálgico entre ambos colegas, tras 24 años de relación laboral: “Está resfriado, así que no voy a besarlo”, bromeó Kraft.
MEB