En los 100 años de existencia de la liga de futbol americano profesional en Estados Unidos (1920), que desde 1922 conocemos como NFL (National Football League), 15 mexicanos han logrado ser parte de algún equipo, pero solo dos han logrado ganar el Supertazón creado en 1967, y únicamente uno tiene entre sus galardones un anillo de oro blanco, diamantes y grabado con el nombre del conjunto vencedor sin lanzar un ovoide. Se llama Jorge Berry y está en una de las posiciones más difíciles: desde el micrófono.
Nació en la Ciudad de México “hace muchos años”. Por su padre que era estadunidense y por estudiar en el Colegio Americano “la cultura gringa se le metió más rápido”. En los sesenta fundó junto con sus “cuates” de la colonia Del Valle la banda Pop Music Team, “incluso llegamos a tocar con el Three Souls in my Mind”. Fue en 1973 cuando cambió la música por el periodismo, profesión del que, dice, solo la muerte lo podrá retirar.
¿Alguna vez jugó el deporte de las tacleadas?
Un poco en el colegio, pero en ese tiempo no había ligas y aunque me gustaba mucho, lo dejé por el beisbol y ahí me quedé un buen rato. Sin embargo, por mi padre seguí el americano desde chiquito y para cuando llegué a Televisa, como ese deporte no estaba tan popularizado, yo traía bastante información y eso me sirvió para entrar.
¿Cómo llega a la televisora?
Le pedí trabajo a don Eduardo Orvañanos, el tío de Raúl, que en ese entonces narraba beis en el programa 8 en el 8, eran casí 8 horas de deportes los sábados, cuando ya estaba hecha la fusión entre Telesistema Mexicano y el Canal Independiente 8.
¿Qué le dijo para que lo contratara?
Más bien él me preguntó qué sabía. Le comenté: “de lo que me aviente”. Le hacía falta gente que hablara de americano, nadie lo manejaba, ¡y el primer día me aventó al aire!, sacaron un resumen de la temporada anterior, más o menos supe lo que estaba viendo, y lo narré al lado de Jaime Almeida, que también es como yo, le ha hecho a todo.
También trabajó en la antigua Imevisión, hoy Tv Azteca…
Así es. En aquel entonces Televisa, que tenía contratos con las cadenas gringas NBC y ABC, transmitía un año el Supertazón, y al siguiente ellos, que tenían los derechos de la CBS. Allá estaba Pepe Espinosa, que en paz descanse, era un tipazo; también Sergio Lara y sigue Joaquín Castillo. En mi brevísimo paso por Imevisión narré un par de partidos de los odiados Vaqueros de Dallas junto con ellos, y hasta alcancé a hacer dos o tres Depor tv.
¿Por qué salió de ahí?
Cosas que pasan. Pero de ahí me fui a Los Ángeles, duré siete años y pico en el Canal 34, era un canal muy chiquito, así que debía hacerle de todo y fue cuando empecé con noticias generales, además de los deportes.
Fue cuando su vida cambió…
¡Y que lo digas! Los Raiders se acababan de cambiar de Oakland a Los Ángeles, y se enteraron que tenía experiencia de narrar americano en México, me localizaron y Al Davis, el gerente general, me ofreció narrar los partidos en español de la franquicia, ¡casualmente el equipo al que yo le iba! Comencé en la temporada de 1982, estuve con ellos como cinco años narrando sus juegos en casa y viajando con ellos como parte del equipo.
¿Qué tal los viajes con el equipo?
Los Raiders nunca han sido especialmente conocidos por su disciplina, así que siempre que había viaje al este de Estados Unidos nos íbamos desde el viernes y el juego era el domingo, así que la noche de nuestra llegada en el hotel que nos hospedaban, se armaban unas… ¡muy interesantes!”
Y no solo los jugadores de Raiders se llevaron su anillo, usted también…
¡Claro!, y soy el único mexicano que lo tiene como narrador.
¿Qué le dijeron cuando se lo dieron?
Como ya sabes, la noche del juego les dan el trofeo Vince Lombardi y después la liga manda a hacer los anillos con el escudo del equipo. Resulta que cuatro meses después de ese gran día, como a dos o tres semanas de abrir el campo para la siguiente temporada, citaron a una cena, yo iba con mi esposa de ese entonces, y de repente empezaron a nombrar a la gente para darles sus anillos, ¡y en eso que escucho el mío! Sentí bien bonito, me hacía sentir parte del equipo. A mi esposa le dieron su collar también de diamantes, porque a las esposas de todos también les toca.
Con el anillo ya es parte de la historia de los Raiders…
Así es, y como miembro del equipo hay muchas canonjías, por ejemplo, por ahí de febrero o marzo de ese año, me invitaron para ser juez en la selección de las porristas de la siguiente temporada. Que si podía, me preguntaron. Y les dije: “Chingao, a ver cómo le hago, pero yo sí voy...”, ¡y claro que fui!
¿Cuántos Supertazones ha narrado?
Tuve suerte porque los que me tocaron fueron los tres que ganó Raiders, los dos primeros con Televisa y el tercero ya como parte de la franquicia.
¿Por qué no dejó la chamba?
Yo estaba muy enojado por cómo estábamos jugando, y la verdad es que Al era un señorón. Muchos años después, en un partido de la NFL en el estadio Azteca, vinieron los Raiders y Davis con ellos. Tenía como siete u ocho años de que ya me había regresado a México, pero como 10 o 12 de no trabajar con la franquicia ni verlos. Fui al coctel de prensa y cuando me vio me dijo: “You are Raider, where do I know you?” (¿De dónde te conozco?) Le comenté que se acordara cuando yo trabajé con ellos y me contestó: “Sure, you are the game trash” (Seguro, tú eres el del juego basura)”.
¿Usted usa seguido su anillo de Supertazón?
No, lo tengo guardado, es uno de mis tesoros, pero te puedo decir que después de la temporada de ganar el Supertazón, los jugadores llevaban sus anillos a las giras y yo igual. Un día estábamos en un bar y pues siempre pululan admiradoras. Una de ellas me veía la cara y el anillo, se acercó y me preguntó: “¿Eres pateador?” ¡Pues claro, uno chaparrito, por supuesto que decían “no, pues este güey no puede ser”. Estuve hasta 1987 en la franquicia.
Hábleme de lo que ha sido para usted inmiscuirse más en información general…
Ha sido excelente. Las Torres Gemelas se me cayeron en vivo, estaba al aire, a medio noticiario, y a las 24 horas ya reportaba desde Nueva York. La Guerra de los Balcanes, los funerales de la Princesa Diana, la guerra en Irlanda del Norte, la visita del Papa a Cuba, la entrega de Hong Kong de la Gran Bretaña a China, viajar en el avión del Presidente de México, conocer por dentro el Palacio de Bukingham y el Palacio Real de Japón, haber visto a la reina Isabel en vivo, ver a los emperadores de Japón, el de la Ciudad Prohibida en China, son privilegiado de este oficio...