Cuando Tom Brady llegó a la NFL en el 2000, ocho de los 31 quarterbacks titulares al inicio de temporada eran de raza negra. En 2020, 10 de los 32 no eran blancos, y a la postemporada con 16 equipos solo han llegado tres, Russel Wilson con los Seahawks, Lamar Jackson con los Ravens y Pat Mahomes con los campeones Chiefs.
En 2019, los tres protagonizaron el top 4 de quarterbacks que lanzaron para más de 3 mil yardas y para 2020 mantuvieron un nivel que los coloca en los playoffs. Por otro lado Mahomes, que firmó una extensión de contrato de 10 años por alrededor de 500 millones de dólares, es parte del trío de jugadores mejor pagados de la liga junto a Deshaun Watson de los Texans y Russel Wilson. Los tres aún considerados parte de una minoría racial, a pesar de que el 70% de jugadores de la NFL son de raza negra.
A pesar del evidente éxito en cuestión económica y reconocimientos individuales por el talento en cancha, los quarterbacks negros del pasado y presente, e incluso jugadores en otras posiciones, han acusado la gran batalla que enfrentan contra el prejuicio al entrar a la liga. Una que en los últimos cuatro años, sobre todo desde que Colin Kaepernick se hincó durante el himno nacional, ha estado en una tropezada batalla contra el racismo.
Warren Moon, hoy de 64 años de edad, es el único quarterback de raza negra reconocido en el Salón de la Fama de Futbol Americano Profesional y en una reciente entrevista con CNN comentó “Si se hubiera tratado de racismo en ese entonces, a los jugadores negros no se les hubiera permitido ni jugar… el estereotipo era que solo podíamos jugar ciertas posiciones. La posición de quarterback era la que muchos no creían que podíamos jugar por muchas razones, ya sea por liderazgo o si éramos capaces de pensar o tomar decisiones críticas en momentos críticos.”
Para Quincy Avery, entrenador de quarterbacks en la NFL, si bien se ha avanzado en el ámbito en que los jugadores negros comienzan a recibir las mismas oportunidades, la realidad es que no se les exige lo mismo ya que no se les permite ser promedio. Aún tienen que combatir los estigmas sobre su inteligencia y habilidad para improvisar. Lo único que debería importar es si saben jugar o no, en cambio se suele dividir a los jugadores en esta posición en dos, “doble amenaza” (dual threat) o “estilo pro” (pro style), coincidentemente los quarterbacks negros caen en la primera. Tal es el caso de la etiqueta que le pusieron en su momento a Watson y por lo mismo no fue drafteado antes en 2017.
Por otro lado, incluso jugadores ya retirados de raza negra han reportado discriminación en sus aplicaciones para recibir tratamientos de salud. Dos en especifico denunciaron a la NFL y aseguran existen dos tabuladores, uno para los negros y otro para el resto para poder aplicar al acuerdo que los indemniza por contusiones y demencia alcanzado en 2013. Si bien el último año fue marcado por las poderosas protestas contra el racismo, a su vez que la franquicia de Washington finalmente abandonó el nombre Redskins y rompió barreras con contrataciones como la del primer presidente negro de un equipo en la historia, la NFL por segundo año consecutivo contó con solo cuatro entrenadores en jefe de color y solo dos gerentes generales al inicio de la temporada. Hace dos años eran ocho y seis personas de color respectivamente.
La Regla Rooney se introdujo en 2003 para impulsar la contratación de minorías en puestos de entrenadores y se expandió en 2009 a posiciones administrativas y ha ido evolucionando en ese sentido. Sin embargo en el reporte racial y sobre género de 2019, la NFL sacó una B en sus prácticas de contratación en el aspecto racial y una C+ en la de género. Para el de 2020, incrementaron su nota a una B+ en el primer rubro, pero bajaron a C en el segundo, por lo que aún queda mucho camino por recorrer como liga en el tema racial y de discriminación.