Corría la temporada de 1984 en la NFL. Dan Marino en su segundo año con los Delfines de Miami había roto el récord de más pases de touchdown para un quarterback cuando en una derrota de Miami ante los Raiders lanzó el número 37 del año. La suma total fue de 48 pases de anotación que le valió para adjudicarse el MVP, pues el récord solo fue consecuencia de cómo había logrado guiar a su equipo al Super Bowl XIX, para medirse a los históricos 49ers de Joe Montana, que tres años antes ya habían conquistado su primer anillo.
En sus 16 campañas en los emparrillados, fue en la de 1984 que Marino había logrado romper seis récords de pases en la liga. Además de los 48, superados por Peyton Manning en 2004, había acumulado 5084 yardas, récord superado por Drew Brees en 2011. Dos décadas tuvieron que pasar para empezar a ver su nombre superado en ciertas listas. Aquella temporada Miami terminó con marca 14-2 y el Super Bowl ante San Francisco lucía parejo. Sin embargo, Marino siempre recordará la campaña de 1984 como en la que perdió en su única oportunidad de anillo, a pesar de tantos récords. 38-16 fue el marcador en Palo Alto y donde solo hizo un pase de touchdown.
Con ese currículum llegó la temporada de 1985 donde el 2 de diciembre lograrían propinar a los Osos de Chicago que terminarían conquistando el Super Bowl aquel año, su única derrota de la temporada 38-24. Marino quedó como líder en pases de anotación una vez más y yardas. Se retiró finalmente en 1999 con nueve apariciones en el Pro Bowl.
JMRS