La NFL vive un momento culminante en la carrera por el premio al MVP. Con la derrota de los San Francisco 49ers ante Baltimore Ravens, el quarterback Brock Purdy descendió del primer al cuarto lugar en la búsqueda por el galardón, con Lamar Jackson quedándose en la cima, de acuerdo con el mundo de las apuestas deportivas, en tanto Christian McCaffrey, corredor estrella de los Niners, subió a la segunda posición.
Mientras sigue la temporada y los jugadores pelean por los méritos para ser el Jugador Más Valioso de la NFL, vale la pena recordar el caso de Mark Moseley, quien al igual que McCaffrey, no fue un quarterback que ganó el galardón. Pero a diferencia de otros jugadores, Mark fue pateador, uno con calidad de MVP.
Históricamente, solo tres jugadores no ofensivos se han quedado con el galardón: Alan Page, tackle defensivo de Minnesota Vikings (1971), Lawrence Taylor, linebacker de New York Giants (1986) y Moseley, quien estuvo en medio de ellos.
Su inusual historia
Sucedió en la temporada de 1982, que quedó marcada por la huelga de jugadores de 57 días, con la que la campaña se acortó y los equipos disputaron nueve semanas en vez de las 17 que se tenían acostumbradas.
Aunque comenzó en las nominaciones, nadie esperaba que se llevara el premio más importante de la NFL a nivel individual. Su carrera no había brillado por ser espectacular: comenzó con Philadelphia Eagles (1970) y pasó por Houston Oilers (1971-72) y Washington Redskins (1974-1986), retirándose tras jugar con Cleveland Browns (1986).
Inició la campaña de 1982 a sus 34 años y con la necesidad de ganarle en los campamentos de entrenamiento al novato Dan Miller, tras no entrar en los planes del head coach Joe Gibbs en primera instancia. Con 20 de 21 goles de campos anotados (solo un fallo de un intento de más de 40 yardas), Moseley tuvo un 95.2 de efectividad en la temporada, una marca de 23 tiros de campo consecutivos entre 1981 y 1982 (récord de la NFL en aquella época) y 76 puntos de su equipo.
También brilló con apariciones en momentos importantes, como ante Philadelphia Eagles en la Semana 1 (37-24 en tiempo extra, con dos goles de campo en el último cuarto y luego el de la victoria en prórroga), ante St. Louis Cardinals (hoy de Arizona) en la Semana 6 (con cuatro goles de campo, para ganarles 12-7); además de que en la Semana 7 anotó dos goles de campo en el último cuarto en la victoria sobre New York Giants (15-14).
Y aunque falló cuatro goles de campo en playoffs, anotó dos goles de campo fundamentales y tres puntos extra en la victoria de los Redskins sobre los Miami Dolphins en el Super Bowl XVII, por 27-17. Fue elegido como el MVP de la temporada regular, en una elección que fue bastante inusual, ya que es el único jugador de equipos especiales que se ha quedado con el galardón.
RGS