El 4 de agosto de 1997, el Estadio Azteca -llamado en ese entonces Estadio Guillermo Cañedo- fue sede de uno de los partidos más emocionantes de futbol americano, cuando los Delfines de Miami y los Broncos de Denver chocaron en el segundo partido de exhibición de la serie American Bowl en el Distrito Federal, hoy Ciudad de México.
Fueron 104 mil 209 aficionados los que asistieron al Coloso de Santa Úrsula para presenciar un choque colosal, con estrellas como los mariscales de campo Dan Marino y John Elway (quien salió lesionado del brazo) pilares defensivos de la talla de Steve Atwater, quien recuerda con mucho gusto aquel partido perdido en nuestro país (38-19), al ser el inicio de una gran campaña para los Broncos, que ganaron el Super Bowl XXXII meses después.
“Amo el estadio, lo que me sorprendió en ese entonces es era toda la gente que había en el recinto; no sabía que habían tantos aficionados aquí en México, eran muchos los que teníamos en ese entonces y son muchos más ahora. Me vuelvo loco porque el número ha crecido durante todos estos años”, reconoció el ex jugador con entrevista con MILENIO- La Afición. “Estaba muy sorprendido y todos nos dieron una bienvenida muy cálida, la comida fue genial y tuvimos una estupenda experiencia”.
Y parte de esa magia se debe a la inmensidad e historia del inmueble que ha sido sede de dos finales de Copas del Mundo de la FIFA. “¿Cuántas personas caben ahí?”, preguntó durante la charla. Le contestan que 81 mil 70 asientos, pero que en esa época asistieron más de 10 mil aficionados a la NFL, lo cual sorprende al oriundo de Chicago. “¡En serio! No vi ningún asiento vacío, fue aún más increíble”.
Aquel encuentro lo vivió con un ambiente especial, uno que sentiría el 25 de enero de 1998 en el Qualcomm Stadium de San Diego, cuando los Broncos vencieron 31-24 a los Empacadores de Green Bay para conseguir su primer trofeo Vince Lombardi. Aquellas emociones fueron muy similares a las que tuvo en México, por toda la energía de los aficionados y el apoyo que recibieron.
“Quizás ese partido fue nuestro amuleto de buena suerte porque luego ganamos nuestro primer anillo, así que se sintió justo como un Super Bowl por el número de personas que había en el Estadio Azteca”, consideró.
Enamorado de nuestro país
Su gusto por México ha sido tan grande, que hoy es embajador de los Broncos de Denver en México, como parte del proyecto que el equipo ha comenzado al adquirir los derechos de comercialización con el programa International Home Marketing Areas (IHMA).
“Estoy definitivamente feliz y orgulloso. He estado como en esta posición con los Broncos desde 2017 y he sido el embajador del equipo haciendo distintas cosas en la comunidad, como contactar y tener conversaciones con grandes jugadores y entrenadores, estoy honrado y feliz de poder formar parte de esto”, reconoce Atwater, que jugó entre 1989 y 1998 con los Broncos, para jugar una temporada con los Jets de Nueva York antes de retirarse.
Reconoce que siempre existió interés de la franquicia por explorar el mercado hispano, sobre todo en la nación que más consume futbol americano además de Estados Unidos. Gracias a la generación de Elway y Atwater, responsable de los dos primeros anillos, los aficionados se interesaron en el equipo, en tanto los más jóvenes les prestaron atención con el triunfo de Denver en el Super Bowl 50, el último partido de Peyton Manning como profesional.
“Creo que es importante lo que se ha hecho hasta el momento, tenemos una gran multitud de fans aquí y hemos podido interactuar con algunos. Hemos sido capaces de tener una oficina aquí así que podríamos tener un partido o un campamento de entrenamiento en México, creo que eso haría maravillas. Tenemos que demostrar algo de nuestra parte, no solamente amar a nuestros fans si no también regresar algo a la comunidad como lo hacemos en Denver”, explicó Steve sobre algunos de los planes que se tienen para involucrarse más con el público tricolor.
“Tenemos jugadores en sus días libres haciendo distintas actividades; Russell Wilson fue a un hospital infantil, por ejemplo. Sería genial que en algún momento pudiéramos hacer algo de ese nivel aquí con la gente de México y tener el mismo impacto, no solo en el campo, sino también en la comunidad”.
Por fin es un inmortal
Durante la entrevista, Steve Atwater utilizó el saco dorado que se les entrega a los miembros del Salón de la Fama de la NFL. Esperó 16 años desde su primer año de elegibilidad (2004), hasta que lo confirmaron el 1 de febrero de 2020. “Sentí algo de alivio porque cada año ponen la lista final de los candidatos y la gente me llamaba por teléfono: 'Steve, este será el año. ¡Buena suerte!’. Pero no era seleccionado y me sentía como ‘¡Rayos!’, lo que se sumaba con otras llamadas: ‘Lo siento porque no fuiste seleccionado’... así que estoy feliz de no preocuparme de nuevo. Estoy feliz de la gente que me ayudó a llegar ahí, ya que sin ellos no podría estar ahí”, reconoció.
Así lo dijo
“Ese partido fue nuestro amuleto de suerte porque luego ganamos nuestro primer anillo; se sintió justo como un Super Bowl por tanta gente en el Estadio Azteca”
“Lo que me sorprendió en ese entonces es era toda la gente que había en el recinto; no sabía que habían tantos aficionados aquí en México”
MGC