De niño me creía Joe Montana: Tom Brady

El mariscal de campo de los Bucaneros de Tampa Bay habló sobre su infancia y juventud, en la que le tocó competir contra los mejores para hacerse con la titularidad de la Universidad de Michigan

Tom Brady (Reuters)
Ciudad de México /

Para nadie es un secreto que Tom Brady admiraba a Joe Montana, quien por muchos años fue considerado como el mejor mariscal de campo de la historia… hasta que el propio Brady entró al debate y lo superó en anillos ganados, con lo que comenzó a inclinar la balanza a su favor.

Es por eso mismo que Tom, quien nació y creció en San Mateo, en la bahía de San Francisco, creció con aspiraciones y admiraciones hacia Joe Cool, por lo que incluso jugaba como él.

“Cuando era niño yo me creía Joe Cool (Joe Montana) y que le mandaba el balón a Jerry Rice, Dwight Clark, John Taylor y Freddie Solomon. Yo me veía siendo él”, reconoció Brady durante su entrevista en México Siglo XXI, de Fundación Telmex. “Joe Montana siempre salía adelante en las dificultades”.


En lo que a sus ídolos se refería, Brady admiraba a Montana, a Steve Young – ambos de los 49ers de San Francisco – y a Michael Jordan de los Bulls de Chicago, pero reconoce que su padre es también su mayor héroe, porque siempre lo respaldó en todos sus deseos y lo motivó a convertirse en quien es hoy en día.

“El primer amor que tuve fuera de la familia fue jugar futbol americano como deporte”, dijo Brady. “Mi ídolo fue mi padre. Me apoyaba en todo lo que yo quería ser. Mi papá me dio el mejor ejemplo. Deseo ganar partidos en la cancha pero lo más importante es ganar partidos fuera de la cancha con mi familia. Trato de ser el mejor ejemplo que pueda ser”.

Como niño, Brady considera que le causó muchos dolores de cabeza a su familia, pero de la buena forma. Era muy unido a sus tres hermanas, a quienes molestaba y acompañaba a todos lados, y también creció en un entorno en el que el futbol americano era el juego que se hacía en la calle todos los días.

“Tuve la oportunidad de rodearme de todos los niños en el vecindario que me criaron, me enseñaron a madurar y a competir. Jugué todo lo que pude, amaba la competencia pero terminé enamorándome del futbol americano”, reconoció Tom, que no considera haber sido el mejor estudiante, pero sí un atleta que amaba el futbol americano, beisbol, basquetbol y la competencia en general.

Y desde muy joven demostró ser alguien competitivo y que buscaba superarse día a día. Así fue como le pasó con los Wolverines de Michigan, con quienes consiguió la titularidad hasta su cuarto año, tras competir contra los mejores jugadores.

“Con mi primera oportunidad de verme a mí mismo competir contra otras personas con habilidades similares fue muy desafiante, tenía 18 años e imaginaba que todo lo que yo hacía se quedaba corto. Se convirtió en una herramienta motivacional”, recordó Brady, señalando que la competencia fue un reto para una madurez emocional y para competir al más alto nivel.

“Siempre sentí que si uno quiere ser el mejor, tiene que ser el mejor y me tocó ir a una escuela donde había muchos de esa clase que me retaron a mejorar porque yo quería ser atleta profesional”.

  • Michel Cruz
  • oswaldo.cruz@milenio.com
  • Reportero en La Afición desde 2016. Egresado de la Licenciatura en Comunicación y Periodismo en la FES Aragón, UNAM.

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