El futbol americano es un deporte donde se encuentran los héroes con las historias de orgullo. Arely Espíritu Gómez es una de esas exponentes con una gran historia por contar.
Estudiante de segundo año en la ENP #8 Miguel E. Schulz, la joven de 17 años de edad ha vivido toda su vida cerca del deporte; 12 años los dedicó al ballet clásico y a otras disciplinas, como equipos de porristas, gimnasia, tenis y voleibol. El deporte ha sido parte fundamental de su vida y le ha ayudado en su reto más reciente: el futbol americano.
Al igual que Lynn Swann, mítico receptor de los Acereros de Pittsburgh y bailarín de ballet en su adolescencia, Arely aprovecha su agilidad y destreza en el baile para atrapar balones, romper tacleadas y llegar a las diagonales.
Ferviente seguidora de los Vaqueros de Dallas y aspirante a la carrera de Actuaría en la Facultad de Ciencias de la UNAM, la joven destaca como la única mujer en los Leopardos de Prepa 8, el equipo insignia de su escuela y que participa en la categoría juvenil de la Organización Nacional Estudiantil de Futbol Americano. De la mano del head coach Jorge Rivera y de sus compañeros de equipo, Espíritu Gómez superó la adversidad al culminar su primera temporada en otoño pasado, con la mirada puesta en la campaña de primavera.
¿Cómo se te dio la oportunidad de jugar con el equipo varonil de tu preparatoria?
Cuando entré a la prepa, ingresé a Leopardas, que es el equipo de tocho flag. Me gustó mucho, pero siempre había querido practicar futbol americano, por lo que hablé con el head coach y con el coordinador (de deportes) para que me dieran oportunidad de hacer las pruebas. Me respondieron que sí, las hice y afortunadamente me quedé en el equipo.
¿Qué opinaron tus papás?
Al principio no les pareció, porque ellos me decían que podía ser algo peligroso, que era algo totalmente diferente a cualquier cosa que haya hecho, y como ya habíamos vivido el futbol americano porque mi hermano lo practica, tenían una idea de todo lo que engloba el deporte... pero al final les gustó y me apoyan bastante.
¿Consideras que tus 12 años de experiencia en el ballet y otros deportes te ayudaron con tu agilidad y destreza?
Yo digo que sí, porque no me quedé con una sola técnica o con solo un deporte. Aprendí diferentes disciplinas y eso me ayudó a tratar de mejorar en el aspecto físico y en mi agilidad.
¿Fue complicada la adaptación del tocho flag al futbol americano equipado?
Cuando practicaba tocho, estaba rodeada con puras niñas. Simplemente la fuerza que tienen los niños a la hora de lanzar el balón es mucha más que la de las niñas. Entonces el atraparlo se me complicaba más; sin embargo, tuve que aprender a hacerlo. También aprendí a bloquear, porque en el tocho no lo ocupaba. Me enseñaron todo lo necesario para poder jugar futbol americano y aprender a recibir el golpe (cuando te taclean). Al principio fue un poco complicado, porque era otro ritmo, pero al final me adapté.
¿Y la aceptación en el equipo?
Desde que llegué me apoyaron muchísimo. Me ayudaron a entender conceptos, las jugadas y mis rutas. Incluso cuando jugábamos contra otros equipos, los coaches rivales se acercaban a mí para decirme “¡Qué padre que estés aquí! Nos da mucho gusto verte”, o halagos así. A todo el mundo le gustaba y le parecía bien que estuviera en el equipo.
¿Qué tan lejos ves tu carrera en el futbol americano?
Me encantaría estar en categoría intermedia o en Liga Mayor, pero un equipo varonil ya es como más complicado y tengo que adaptarme a mi carrera universitaria principalmente.
¿Consideras que has dado un paso importante contra los roles de género?
No deben existir esos estereotipos, porque si bien es cierto que puede haber ciertas diferencias (físicas), eso no significa que no podamos hacer lo mismo que ellos. Me gustaría ver que cualquier niña o mujer que se proponga entrar a cualquier equipo, ya sea varonil, femenil o mixto, que lo logre.