Los Atlanta Hawks están emocionados por venir a nuestro país por primera vez. El próximo 9 de noviembre, Trae Young y compañía se enfrentarán al Orlando Magic de Paolo Banchero en la Arena Ciudad de México, en el juego número 33 que la NBA tendrá en territorio tricolor.
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Claro que uno de los principales retos a los que se enfrentarán estos atletas del mejor basquetbol del mundo será la altura de la Ciudad de México. Ubicada a 2 mil 240 metros sobre el nivel del mar, la capital del país es mucho más elevada que Atlanta (320 metros) y Orlando (27 metros), por lo que los jugadores ya son conscientes de lo que se enfrentarán.
“He escuchado de la altura y que es diferente, es difícil jugar así, jugamos en Utah y Denver que son ciudades más altas y debes prepararte de otra forma”, reconoció Young, base de los Hawks, en una plática virtual que tuvo con medios de comunicación de México. “Puede ser especial en muchas formas, es un lugar nuevo, conocer el ambiente, la gente y la ciudad, es un buen lugar para construir una nueva química”.
Para poner en perspectiva, Salt Lake City, el hogar del Utah Jazz está a 1,300 metros de altitud, en tanto Denver, la casa de los Nuggets, está a 1,610 metros sobre el nivel del mar, lo que significa que la Ciudad de México es 940 metro más alta que la capital de Utah, así como 630 metros con respecto a la urbe de Colorado.
¿Cómo afectaría la altura a los deportistas?
Cuando aumenta la altitud, también se reduce la presión atmosférica y aquellos que no están acostumbrados pueden tener un menor aporte de oxígeno (hipoxia) por lo que el cuerpo puede necesitar de un proceso de adaptación para aumentar su respiración, la frecuencia cardiaca y el gasto de energía. En el caso de los atletas de alto rendimiento, muchos logran aclimatarse tras una exposición prolongada, en la que el cuerpo compensa la hipoxia de forma óptima.
Pero también existe el riesgo de que el proceso sea tardado y se pueda sufrir con dolores de cabeza, náuseas, vómitos, fatiga y trastornos del sueño. Para ello, la hidratación es clave, por lo que los deportistas consumen, por lo menos, dos litros de agua diarios, evitando las grasas y priorizando los alimentos ricos en carbohidratos, como el arroz, la pasta y las legumbres.
AVV