La primera temporada de la Liga Mexicana de Softbol ha entrado a la recta final de su temporada de presentación, justo en la antesala a la Serie de la Reina que definirá a la primera campeona de esta categoría.
Y mientras las series semifinales se van definiendo, las historias de las primeras jugadoras de esta competencia siguen reluciendo, como es el caso de Dafne Bravo, la cátcher que viste el número 7 y también juega como bateadora designada en los Diablos Rojos Femenil, quien no dudó en parar su vida en Estados Unidos para ser parte de esta histórica temporada.
Se animó poco antes del Draft
Dafne nació el 18 de agosto de 2001 en Los Ángeles, California. Su madre es originaria de Nayarit, en tanto su padre proviene de Zacatecas. Ambos viajaron a Estados Unidos en busca de una vida mejor y eso le ayudó en su desarrollo en el softbol, disciplina en la que empezó a jugar a sus siete años.
"Yo desde chiquita he soñado a jugar a un profesional. Es un gran honor poder representar a Diablos y a mi familia", reconoció Bravo, quien al igual que muchas jugadoras de este proyecto deportivo, se han valido de jugar en el país vecino del norte y que incluso pusieron en pausa su semestre universitario para tener la oportunidad de pelear en los más altos niveles del deporte.
Aunque nació en Estados Unidos, nunca estuvo lejos de sus raíces. Desde pequeña visitaba Nayarit en las vacaciones, en tanto que conoció la tierra de origen de su padre ya cercana a la mayoría de edad.
"He ido a Nayarit desde que tenía un año, para ir a visitar a la familia de mi mamá. Desde entonces, cada año trato de ir a las playas, porque está súper bonito", aseguró. "Cuando tuve entre 17 o 18 años, comencé a visitar a la familia de mi papá en Zacatecas, donde es más rancho, muy lindo también. Por eso mismo he hablado español con mi familia desde chiquita".
Cuando supo sobre la realización de esta histórica temporada en la Liga Mexicana de Softbol, sabía que su destino era venir a la Ciudad de México y demostrar su valía. A tan solo unos días de que se diera el reclutamiento, su madre fue la que le propuso hacer el viaje a nuestro país y así buscar suerte en alguno de los seis equipos que arrancaron en esta campaña. Hizo pruebas y convenció tanto a Denisse Fuenmayor, la mánager, como a María del Carmen Alanís Navarrete, gerente deportiva en softbol, para elegirla en el Draft.
"Le tengo que dar gracias a Lina Rebolledo. Juega para los Charros de Jalisco. Mi hermanita juega softbol y su amiga del equipo es prima de Lina y ella fue mi conexión para venir. Yo creo que faltaban unos cuatro días de los try-outs y de ahí mi mamá me dijo: 'mira, si quieres ir te compro el boleto y nos vamos'. Y lo hicimos", compartió.
Un mundo por explorar
A diferencia de otras jugadoras, Dafne no ha formado parte de las convocatorias de la selección mexicana de softbol, ya que toda su carrera la ha desarrollado en Estados Unidos. La angelina se aventuró a un mundo nuevo, desconocido y sorprendente.
Aprendió sobre la marcha. Conocía poco sobre el beisbol mexicano, la primera ventana hacia el resto del planeta. Sí era consciente de franquicias como Charros, dada la cercanía entre Jalisco y Nayarit, pero Diablos Rojos era algo novedoso. Fue cuando le explicaron la historia del conjunto más ganador de la Liga Mexicana de Beisbol que comprendió la fortuna por haber sido seleccionada por la nación escarlata.
"Tengo familia allá en Nayarit y en Jalisco, sabía de los Charros y tenía ojo en ellos, en ese equipo. Pero cuando me quedé con los Diablos estaba muy emocionada, pero todavía no sabía que eran tan grandes… hasta que le dije a mi familia y mi tío César fue el que me dijo: 'oye, es un gran equipo, un gran nombre y debes de estar muy orgullosa'", indicó.
Además, llegó sin conocer a casi ninguna pelotera. Rostros conocidos eran pocos, como el de Stefanía Aradillas, quien formó parte de la selección que nos representó en los Juegos Olímpicos Tokio 2020, pero de ahí en fuera, convivió con gente nueva. "Quería conocerlas todas y estaba como nerviosa, porque soy de Estados Unidos. Pero me abrazaron y me tomaron con brazos abiertos. Las amo, ya son una familia más".
RGS