Este 25 de enero se cantó el primer play ball en la historia de la Liga Mexicana de Softbol, que está conformada por seis equipos, los cuales se enfrentarán en distintas sedes: Ciudad de México Veracruz, Monterrey, Guadalajara, León y Tabasco.
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Es por ello, que MILENIO-La Afición presentará una serie de entrevistas con las jugadoras y mánagers de las diversas escuadras; iniciamos con el equipo escarlata.
Desde el jardín izquierdo, Janete Ambris asiste en un tiro a la tercera base, está atenta a la jugada en el entrenamiento que se lleva a cabo en el campo de beisbol de la Universidad Autónoma de México (UNAM).
Es una de las primeras jugadoras en convertirse en profesional de la naciente Liga Mexicana de Softbal, con todo el entusiasmo habló al final del entrenamiento que tuvo con los Diablos Rojos Femenil, de cara a su primer partido, como pelotera profesional, en contra de los Olmecas de Tabasco, disputado el jueves pasado.
Ambris fue seleccionada después de un competido try out, en que solo quedaron las mejores softbolistas, es oriunda de la Ciudad de México y está feliz por ser parte de este momento de la historia del deporte, ya que por primera vez en México y Latinoamérica se tiene una Liga de Softbol profesional.
Janete tiene una carrera deportiva que inició en la Liga Tolteca y continuó en la Liga Olmeca a la que la llamaron a los 14 años de edad, para representar a la Ciudad de México en las Olimpiadas Nacionales hasta los 18 años edad, del 2012 al 2018; durante este tiempo también perteneció al equipo de William Sport (Olmeca negra) que ganó en Puerto Rico el tercer lugar.
En la actualidad tiene 32 años y pertenece a la Selección Nacional de Beisbol, jugando como jardinera derecha, su objetivo, asegura, es poner a prueba sus habilidades dentro y fuera del campo.
¿Cuáles son tus impresiones tras alcanzar el profesionalismo?
Creo que es un sueño, de verdad, estar viviendo todo esto es un maravilloso sueño que ni siquiera alcanzas a dimensionar, cuando veo que realmente estoy en el top. Para mí ha sido lo mejor que he vivido en el softbol y en el beisbol, porque también soy de la Selección Nacional.
¿Cómo fue tu acercamiento al juego?
Estuvo muy chistoso, la verdad, porque yo no sabía que mi familia era apasionada del softbol y el beisbol, y un día de la nada fui al supermercado, vi un guante de beisbol, me lo puse y lo empecé a ver, entonces mi papá me dijo: ‘lánzame la bola’. Intercambios algunos lanzamientos en el pasillo del súper y me encantó, fue entonces que me dije: voy a comprar mi guante. Creo que traía dinero, no sé si de mis domingos, y desde entonces me encantaba traer mi guante y mi pelota para todos lados.
Después mi papá me sugirió que le pidiera un bat a los Reyes Magos y sí, me lo trajeron junto con una pelota. Todos los días salía al estacionamiento de mi casa a practicar, hasta que mi papá decidió llevarme a un campo de juego para ver si me agradaba. Cuando llegué a la Liga Tolteca, mientras estaba sentada en las gradas viendo el partido, moría por entrar a jugar, enseguida le dije a mi papá: ¡méteme ya!
Desde ahí empecé a practicar beisbol, tenía seis años, fue cuando mi papá me contó que mi abuelo era súper beisbolista y que mi abuelita había jugado softbol, así como mis tíos, aunque desconozco en qué nivel. Desde ese momento ya no me salí para nada, no he parado, llevo 26 años jugando.
¿Estás lista para lo que se viene con la afición?
Puedo decir que estoy listísima, pero los nervios siempre están presentes, aunque en el momento en que piso el campo es cuando me empiezo a relajar, porque es una sensación inigualable, no hay nada que se compare a la sensación de estar en el terreno de juego, lista para entrar en acción, impulsada por el público y por mi familia. Me siento segura y lista para lo que viene.
¿Cómo es uno de tus días como jugadora profesional?
Al levantarme, lo primero que hago es dar gracias por esta oportunidad, dar gracias por un día más, dar gracias por toda la experiencia de estar aquí, es algo increíble.
Como estamos concentradas, desayuno algo ligero, después estiro un poco y voy al gimnasio, regreso con las compañeras del equipo a comer, descansamos y por la tarde venimos al campo; a veces entrenamos dos o tres horas o más; después regresamos a cenar para irnos a dormir.
¿Qué le dirías a las jóvenes softbolistas?
Que no dejen de soñar, a veces no nos va tan bien, he tenido torneos muy buenos, pero también torneos pésimos, donde digo ya me voy a retirar, pero siempre hay algo que me vuelve a motivar y recuerdo todo lo que he pasado. Incluso he tenido que superar muchos obstáculos que me ha puesto la gente, los entrenadores y otras personas que realmente te ponen el pie.
Eso nos puede desanimar, yo veo a muchas niñas que se desaniman porque no la seleccionan o no las meten al partido, o cuando cometen un error dicen que no sirven para eso. Creo que al contrario, en vez de bajonearse deben decir: para la próxima voy a demostrar que puedo, que la voy a romper hasta lograrlo. Quiero que no dejen de creer en ellas, porque las oportunidades hay que tomarlas.
¿Qué es lo que más te ha costado al jugar beisbol y softbol?
Enfrentarme a las dimensiones del campo es lo que me cuesta todavía un poquito, porque en el béisbol es más grande, y en el softbol son un poco más cortas, incluso la distancia entre las bases y el picheo es distinto, y eso es lo que me está costando un poco de trabajo, por ejemplo, de repente en el swing me voy un poco para arriba y es al contrario, sebe ser para abajo, pero de lo demás todo cool.
¡Ah! bueno de repente que abro en las bases como en el beis, cosa que no se puede hacer en el softbol, porque al hacerlo antes de la pitcher haga su lanzamiento, automáticamente eres out. Y eso lo traigo aquí en la cabeza, llego a la base y me digo, no abras, no abras.
¿Qué harás al final de la temporada?
Regreso a reportarme con mi equipo de beisbol de Ciudad de México, al que pertenezco, después nos concentrarán para ir al mundial en Thunder Bay, en Canadá, que es en julio, así que no puedo poner pausa, porque tanto el beis como en el soft he alcanzado mi sueño, me siento física y mentalmente preparada para todo esto que estoy viviendo.
AVV