Óliver Pérez, el mexicano de los 19 años

Edición Fin de Semana

Nunca, nadie que naciera en nuestro país había logrado mantenerse jugando al nivel de Grandes Ligas tanto tiempo como el mexicano, el hombre récord de la pelota nacional.

Óliver Pérez, pitcher mexicano (La Afición)
Rodrigo Rocha
Ciudad de México /

Él ha hecho lo que ningún mexicano había conseguido. Por ello no es un halago decir que es único... es sólo la verdad. Óliver Pérez acumula 19 temporadas jugadas en las Grandes Ligas, y la razón es que a sus 39 años de edad sigue siendo un hombre efectivo y confiable para darle la pelota en los momentos complicados.

Para ilustrar la grandeza y la relevancia histórica de Óliver, basta escuchar los nombres que surgen al recordar la tarde del 16 de junio del 2002, cuando el mánager Bruce Bochy eligió a un delgado prospecto mexicano de 20 años de edad para debutar en Grandes Ligas siendo el abridor de los San Diego Padres para enfrentar a los Seattle Mariners. El primer rival del zurdo culichi fue otro zurdo, un bateador japonés llamado Ichiro Suzuki, a quien el serpentinero superó con cinco lanzamientos, haciendo abanicar el tercer strike al rey del hit.

Así comenzó el andar de Óliver en el mejor beisbol del mundo, y esa historia, 19 años después, aún no tiene puesto el punto final.

Abriéndose paso

Óliver comenzó su andar portando el número 59 con los Padres, pero su estancia en California, que comenzó con esperanza por haber sido considerado un gran prospecto, terminó abruptamente el 26 de agosto del 2003, cuando Padres lo envió a los Pittsburgh Pirates en un cambio en el que también incluyeron a Jason Bay y a Cory Stewart para recibir a cambio a Brian Giles. El mexicano tuvo que cambiar y usar el 48 en su espalda.

El movimiento se debió a que Pérez fue inefectivo y tuvo un alto 5.47 a los 21 años, pero los Pirates lo recibieron con gusto y dispuestos a tenerle más paciencia. Y la estrategia les funcionó, pues en 2004, el sinaloense respondió con una efectividad de 2.98 que le consiguió también 12 victorias. Así se convirtió en estrella.

Se decía, sin embargo, que Óliver no era disciplinado y por ello, a pesar de que en Pittsburgh llegó a ser el as de la rotación (y como reconocimiento se le permitió usar de nuevo el número 59), los Pirates no lo retuvieron y lo enviaron a los Mets el 31 de julio del 2006 como parte de un paquete, junto a Roberto Hernández, por el jardinero Xavier Nady.

Al llegar a Nueva York, Óliver cambió: usó el 46 y por fin recibió ese trato estelar que quería, y así en 2007 completó su mejor temporada en triunfos, al conseguir 15, lo que lo llevó a firmar un contrato por 6.5 mdd en 2008 y luego uno por 36 mdd para las temporadas 2009-10 y 11.

Era estrella y millonario, el futuro se veía brillante... pero entonces las lesiones llegaron y pusieron en peligro su carrera.

Una tendinitis rotuliana en la pierna derecha provocó que el desempeño de Óliver tocara fondo. Pero debido a su elevado contrato, el mánager Jerry Manuel lo movió al bullpen, pues Óliver no quiso rehabilitarse en Ligas Menores. Al final, las tensiones ascendieron y las molestias entre el mexicano y la oficina de los metropolitanos fueron tales que éstos, a pesar de deberle 12 mdd para la temporada del 2011, prefirieron cortarlo el 21 de marzo de ese año y pagarle por no jugar con tal de que se fuera.

Pérez se perdió toda la temporada del 2011, y entonces su futuro se veía realmente oscuro.

El renacer en el bullpen

En 2012, aceptando una dramática reducción superior al 90% de su último salario, Óliver regresó a la Gran Carpa para jugar con el que había sido su primer rival en GL: Seattle, y, además, como brazo de bullpen al 100%.

Usando por primera vez el número 36, el culichi bajó su PCL del exorbitante 6.80 que tuvo en su último año con Mets a un estelar 2.12 en 33 apariciones con los Mariners, que decidieron traerlo de vuelta para 2013, pero esta vez utilizando de nuevo el número 59. Así, Óliver se estableció como un zurdo capaz de relevar exitosamente en momentos complicados.

Al ser un equipo de poco presupuesto, Seattle no pudo retener a Óliver, que para 2014 voló a Arizona, donde mantuvo su repunte y, con el número 59 en su espalda, logró extender su carrera ligamayorista un par de temporadas más.

Con su buen desempeño en el desierto, Pérez se ganó el derecho de volver a un equipo con aspiraciones de postemporada, por lo que, tras haber llegado a Seattle y a Arizona como agente libre, el 8 de agosto del 2015 quedó claro que MLB lo valoraba de nuevo, pues volvió a ser traspasado y llegó a Houston a cambio del ligaminorista Junior García.

En Astros, Óliver vistió el número 38 y regresó a jugar playoffs en 2015 (no lo había hecho desde 2006 con Mets), por lo que, aprovechando su nuevo valor en la Gran Carpa, se convirtió en el objetivo de equipos ganadores en busca de serpentineros especialistas.

Así, en 2016 firmó con los Nationals un contrato por 2 años y 7 mdd, volviendo a usar el 46 y volviendo también a los playoffs, donde pudo participar en seis juegos, la mayor cantidad en su carrera.

De nuevo establecido

Tras dejar la capital de EU, Óliver sufrió en 2018 con algo que nunca había enfrentado: la decepción de no hacer un equipo. La primera vez que esto sucedió fue con los Reds y la segunda, poco después, con los Yankees, con quienes incluso llegó a firmar un contrato, pero nunca pudo debutar con el primer equipo.

Pese a tener ya 36 años de edad, Pérez decidió que, si Yankees no lo quería para jugar en Grandes Ligas, podía encontrar cabida en otro lado, y sólo un día después de que los Mulos lo cortaran, encontró un nuevo hogar en Cleveland, donde se adueñó del número 39 y debutó el 2 de junio de ese año.

Desde entonces, Pérez ha jugado en 141 encuentros con Cleveland (su marca con un equipo eran 116, con los D’backs), a lo largo de cuatro temporadas, compilando un par de salvamentos y, sobre todo, un extraordinario 2.63 de efectividad.

Los esfuerzos a lo largo de su carrera han recompensado a Pérez con salarios por más de 67 millones de dólares, un premio justo por satisfacer los lineamientos que exige la mejor liga de béisbol del mundo por más de 19 años.

Llegar a Grandes Ligas es algo extraordinario, y por ello apenas 136 hombres nacidos en México lo han logrado. 27 de ellos se han mantenido ahí por al menos una década y solamente 8 han permanecido ahí al menos 15 años... pero nada más uno ha podido estar ahí por 19 años.

La marca en MLB es algo impresionante: 27 temporadas jugadas, algo que sólo Cap Anson (1871-1897) y Nolan Ryan (1966-1993) pueden presumir. Óliver está lejos, pero actualmente hay 780 peloteros activos en las Grandes Ligas y únicamente uno: Albert Pujols (21) tiene más años jugando en la Gran Carpa que Óliver Pérez. Así de grande es Óliver, así de único es el logro del zurdo de Culiacán.


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