Randy Arozarena, el jugador de Rays que quiere representar a México

El flamante Jugador Más Valioso de la Serie de Campeonato de la Liga Americana se ha ganado el corazón de los aficionados a base de cuadrangulares. Él nació en Pinar del Río, pero su deseo es representar a México

Randy Arozarena (AFP)
Rodrigo Rocha
Ciudad de México /

El primer pelotero de campo novato en ganar la nominación como Jugador Más Valioso de una Serie de Campeonato en la historia de las Grandes Ligas nació en Cuba, “pero sería un honor para mí representar a México”, ha dicho él mismo. Él es el hombre del momento: Randy Arozarena González.

Originario de Arroyos de Mantua, una pequeña ciudad de Pinar del Río bañada por las aguas del Golfo de Guanahacabibes, en el extremo occidental de La Isla, El Cohete Cubano sólo tenía 20 años de edad cuando se subió a un bote y puso en peligro su vida en un viaje de 8 horas para recorrer los alrededor de 270 Km que lo separaban de Isla Mujeres, el lugar donde sabía que podía encontrar el destino que merecía.

Arozarena tenía dos temporadas de experiencia con los Vegueros de Pinar del Rio, con quienes jugó a los 18 y 19 años de edad en Cuba, y con quienes fue dejado fuera del equipo que terminó ganando la Serie del Caribe en San Juan, en 2015, porque se especulaba que iba a desertar.

Randy es un atleta que, como tal, tiene las cualidades para de poder jugar varios deportes, su manera de jugar al béisbol es extraordinaria, y así comenzó a demostrarlo en Mérida, donde con la ayuda de mentores como Raúl Ortega, Héctor Castañeda, Carlos Pérez, Edwin Solís y el reconocido Juan José Pacho, comenzó a pulir su talento.

Dos personas muy importantes para El Cohete han sido Jorge Campillo, exligamayorista mexicano y ahora director de Desarrollo en la Academia de Beisbol del Pacífico, y Guillermo Armenta, cazatalentos de MLB, quienes al verlo quedaron convencidos de que era una estrella en ciernes.

Arozarena era veloz, pues corría las 60 yardas en 6.90 segundos y con ello igualaba el promedio de peloteros de la Gran Carpa. Eso era bueno, pero no excepcional, así que en poco tiempo mejoró su tiempo a 6.38.

Ese es Randy Arozarena, un atleta que, como se ha visto en videos recientes, sabe bailar y divertirse (“La vida es muy corta, hay que disfrutar los buenos momentos”, dice) o domina como futbolista una pelota de béisbol.

Él también ama el fútbol y la gimnasia, deportes en los que también destacó, como confirmó Armenta en una entrevista con James Wagner al relatar que en una ocasión bromeó con Randy al pedirle algo que consideró imposible: le dijo que un equipo de Grandes Ligas sólo lo firmaría si era capaz de caminar de manos de home a primera... para su sorpresa, El Cohete lo hizo.

Arozarena es un gran deportista, pero no se desborda por su don, él sabe que una persona no necesita un diamante o una cancha para ser grande, y lo demuestra con mensajes positivos en sus redes: “Si no se juega pelota, hay que trabajar. Tenemos que saber ser últil(es) en la vida”.

Lleno de talento, pero carente de la experiencia que da el desarrollo profesional, Campillo y Armenta le buscaron acomodo en la Academia de los Toros de Tijuana, un sitio reconocido por su calidad y capacidad.

En la Academia de Toros, Arozarena no sólo se desarrolló como pelotero, también encontró amigos entre sus compañeros y el staff que lo ayudaron con detalles fuera del diamante, como adentrarlo en el manejo de las redes sociales.

Aunque con los Toritos, Randy ganó los títulos de bateo y de bases robadas, los equipos de MLB lo veían con recelo, hasta que los St. Louis Cardinals decidieron aventurarse a firmarlo con un contrato de 1.25 millones de dólares. Algo extraordinario para un joven de 21 años de edad que compartía spikes y guantaletas con sus compañeros.

Antes de irse, debutó en la LMB con los Toros de Tijuana, con quienes sólo disputó 5 juegos antes de partir a EU. Pero tanto su hambre por seguir creciendo como su amor y agradecimiento por México lo llevaron a unirse a los Mayos de Navojoa para jugar en la LMP.

La humildad del pinareño lo lleva a reconocer que “pasar por Navojoa me ayudó mucho en mi carrera”, y, además, no olvida que Tijuana “fue la organización que me dio la oportunidad de firmar con un equipo de Grandes Ligas”.

Alternando el verano en las sucursales de los Pájaros Rojos y el invierno en los Mayos sonorenses, Randy pasó 2017, 2018 y 2019, cuando finalmente, el 14 de agosto, con 24 años de edad, hizo realidad su sueño de llegar a la Gran Carpa.

Randy sabe que su juego es el nuestro, ese con chispa, picante, sabroso. “Nosotros los latinos tenemos ese sazón”, dice, y por ello entre sus objetivos está divertir, animar y dar vida a sus equipos “integrar eso al béisbol americano, para que ellos también se gocen de ese sazón latino que tenemos”.

En 19 juegos bateó .300, conectó un cuadrangular y se robó dos almohadillas, y con ello llamó la atención del mejor equipo enfocado en encontrar talento sin renombre: los Tampa Bay Rays, que ofrecieron a St. Louis a su mejor prospecto de pitcheo, Matthew Liberatore, a otro ligaminorista y una selección de draft por Randy y El Cafecito Martínez (quien ya fue cambiado una vez más).

Su debut con Tampa debió esperar, pues se contagió de covid-19 y hasta el 30 de agosto estuvo en condiciones. Randy dijo que durante su cuarentena “sólo comía pollo y arroz (que es lo único que sé cocinar) y hacia 300 lagartijas diarias”.

En 23 partidos durante la temporada recortada, Arozarena bateó 7 cuadrangulares. En 14 juegos durante los playoffs, Randy ya igualó esa marca y por ello es el hombre del momento, que, con 4 vuelacercas, 6 remolcadas y .321 de average, se ganó a pulso el título de MVP de la Serie de Campeonato del Joven Circuito.

Randy no es el único miembro de la familia Arozarena en México, su hermano menor, Raico, juega como guardameta en los Cafetaleros de Chiapas (antes fue parte de los Venados de Yucatán), equipo de la Segunda División mexicana.

Su mamá, Sandra, lo ha acompañado siempre... y le hace comida cubana para que recuerde los sabores del origen.

Además, con él están sus pequeñas hijas Lía Antonella y Luna, quienes son la razón que lo impulsa y le dan otro motivo para representar a México.

Luego de comenzar ganando 4 dólares mensuales en Cuba, ascender a 38 y decidir aventurarse a viajar a México, donde no conocía a nadie, Randy Arozarena está cumpliendo sus sueños uno a uno.

Ser parte de un equipo en México ya lo cumplió, jugar en la LMB y la LMP también, así como firmar con un equipo de Grandes Ligas, debutar en el Big Show y tomar parte en unos playoffs, en los que a partir del próximo martes podrá también tachar el estar en una Serie Mundial.

Ya tiene el récord para un novato de más cuadrangulares en una postemporada, superando a Evan Longoria, y tendrá cuando menos 4 juegos para empatar y romper la marca de 8 que comparten Carlos Beltrán, Nelson Cruz y Barry Bonds. Con los Rays a sido la bujía que los ha llevado al Clásico de Otoño.

Que su mamá lo pueda ver en vivo jugando una Serie Mundial es otro sueño que se le podría hacer realidad en los próximos días.

Ser campeón en MLB será su siguiente meta. Y después de esa, podrá cumplir una más, que ha dicho que está en sus planes para el próximo Clásico Mundial: representar a México. “Para mí sería un gusto y un placer representar esa bandera”.

Randy nació en Cuba, pero México se ganó su corazón y vio nacer a su hija, por lo que él quiere retribuir vistiéndose de verde (¡y con sus botas mexicanas!, esas que le dan velocidad). Vive feliz en Mérida, donde no sólo disfruta del clima y la gente, sino de su vida.

El Cohete hace tiempo que comenzó a tramitar su pasaporte mexicano. Cuando éste llegue, tendrá dos nacionalidades y será momento de llamarlo paisano, dejando en las instituciones nacionales correspondientes la responsabilidad de llevarlo a la selección… mientras tanto podemos disfrutar de un cubano que se hizo mexicano desforrando pelotas en las Grandes Ligas y, a partir del martes, jugar en la Serie Mundial.







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