Los Bravos de Atlanta han mandado un mensaje claro: no importa que este sea su primer Serie Mundial desde 1999 y mucho menos que los Astros de Houston disputan su tercer clásico de otoño en cinco años: ellos van a pelear hasta las últimas instancias y buscarán su primer título de Grandes Ligas desde 1995.
Un doble de Austin Riley rompió el cero en el tercer inning y Eddie Rosario anotó la carrera con la que los Bravos nunca voltearon atrás para derrotar a los Astros (2-0) en el tercer juego de la Serie Mundial, y el primero en el SunTrust Park de Atlanta.
Este juego rompió con todo lo establecido los dos anteriores: los tablazos abundaron tanto en el triunfo de los Bravos en el arranque de la serie (12 contra ocho hits para el triunfo 6-2 de Atlanta) y la revancha de los Astros (nueve contra siete imparables para el 7-2), pero ahora fue un juego donde el pitcheo tuvo un rol fundamental y solo los campeones de la Liga Nacional tuvieron la fórmula para descifrar los lanzamientos rivales, colocándose con ventaja de 2-1 en este clásico.
Fueron seis hits decisivos los que necesitó Atlanta para llevarse su primera victoria como local en esta Serie Mundial, mientras que los representantes de la Liga Americana sufrieron en gran medida por el trabajo de Ian Anderson en la lomita, con cinco entradas de labor, tres bases por bola concedidas y cuatro ponches en su cuenta, además de 39 strikes en 76 lanzamientos, para una microscópica efectividad de 0.00 y la decisión a su favor.
El bullpen de los Bravos se comportó a la altura y A.J. Minter (1.0 entradas, dos ponches y 12 strikes en 17 pitcheos para 2.45 de efectividad) y Luke Jackson (1.0 innings y siete strikes en 11 lanzamientos para 0.00 de efectividad) también se combinaron para incapacitar a los Astros y no permitirle un solo hit hasta la octava entrada
Por Houston, Luis García fue todo lo contrario, con 3.1 entradas de trabajo en el montículo y fue castigado con tres imparables, una carrera, con cuatro pasaportes regalados y seis chocolates, con 41 strikes en 72 pitcheos con 2.45 de efectividad.
Por los Bravos, Austin Riley se fue de 3-1 al igual que Eddie Rosario, quien también sumó una rayita a su cuenta y consiguió una base por bola.
Astros dominados
Lo cierto es que nadie se esperaba que los Astros fueran tan limitados como sucedió en SunTrust Park. Después de tres innings de pitcheo efectivo, Riley conectó un doblete y mandó a Rosario a la caja registradora.
El gran trabajo de los lanzadores de Atlanta fue determinante, al punto de que el primer hit de Houston llegó hasta el octavo episodio, cuando Aledmys Díaz pegó un imparable para llegar a la primera entrada, incluso parecía que Houston iba a responder cuando José Siri suplió a Díaz como corredor emergente y robó segunda base tras un error de Travis d’Arnaud, pero Michael Brantley se ponchó con un globo a tercera base, dándole fin a la oportunidad más clara de los Astros.
Los texanos perdonaron, pero Atlanta no: d’Arnaud conectó un jonrón de 437 pies y colocó la segunda rayita para los suyos. Will Smith consiguió los tres últimos outs y puso fin al juego.
El Juego 4 de la Serie Mundial se disputa mañana, con la esperanza de que los Astros sean capaces de destrabarse al bate y tratar de empatar a dos triunfos por novena. Por su parte, los Bravos tratarán de mantener su buen momento y colocarse con ventaja de 3-1.