Impacto inmediato es el mejor calificativo que se le puede dar a lo hecho por un hombre como Shohei Ohtani, que en su primera temporada con los Dodgers logró conseguir su primer título de Serie Mundial, confirmando su estatus de figura en el diamante.
El japonés batió récords con Los Angeles, pues alcanzó los 50 jonrones y las 50 bases robadas en la campaña regular, tras firmar un contrato récord de 10 años y 700 millones de dólares con el equipo.
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Pero esas cifras no son obra de la casualidad, pues con los Angelinos de Los Ángeles daba muestras de lo que era capaz, consiguiendo un par de premios como el más valioso en un lapso de tres años, aunque nunca alcanzó la postemporada.
Llegar a Dodgers le significó tener más reflectores encima, incluso con escándalos que involucraban a su ex traductor que supuestamente le robó millones para pagar deudas de juego.
Además, hay que recordar que decidió someterse a una cirugía en el codo fuera del periodo de competición, lo que privó de observar esta temporada de otra faceta espectacular de Ohtani con Dodgers, el pitcheo.
Con momentos importantes durante la postemporada, a partir del Juego 2 ante Yankees comenzaron las limitantes, pues una lesión en el hombro le condicionó el resto de la serie, pero la amenaza que significa, siempre estuvo ahí.
Con el título y su confirmación como figura, será el hombre bajo el que la franquicia tratará de construir una dinastía en los siguientes años, acompañado de gente como Freddie Freeman o Mookie Betts, que ya saben lo que es probar las mieles del éxito.
ZZM