En el boxeo el más mínimo descuido puede marcar la diferencia entre una victoria y la derrota y por eso cada que Erik Morales y Marco Antonio Barrera subían al ring la concentración era al límite.
La rivalidad de estos dos mexicanos nació en los 90s por un partido de futbol en el Centro Ceremonial Otomí mientras entrenaban para sus respectivos duelos, pero todo escaló de nivel en el 2000 cuando pactaron su primera pelea.
Había tan mala sangre entre ellos que cada vez que se veían frente a frente se agarraban a golpes, no importaba si era durante la presentación de la pelea, una conferencia de prensa, un pesaje o donde fuera.
Los ánimos andaban al límite y sabiendo que ambos tenían pegada y velocidad, ninguno se daba el lujo de confiarse. Como muestra la primera pelea en donde durante 12 intensos rounds ninguno se dio tregua y lanzaron más de 800 golpes. Esa noche – a pesar de la polémica – Erik Morales salió con la mano en alto con una decisión dividida.
Dos años después pactaron la revancha y por poco el tijuanense no la cuenta, pues durante el quinto round confundió el aviso de los 10 segundos con la campana para ir a descanso.
Morales cuando escuchó las claquetas que avisaban la llegada del descanso bajo la guardia y se dio la vuelta para ir a su esquina, descuido que Barrera intentó aprovechar lanzándose con furiosos golpes que Morales capoteó con la cintura y con la guardia bien arriba. Pasado el peligro, El Terrible contestó y cuando ahora si sonó la campana para el descanso se burló de su rival haciendo una seña obscena.
Esa noche Morales perdió con una decisión unánime, dos años después se verían para saldar la trilogía que ganaría Barreta 2 a 1. Aun así y a pesar de todos los años que han pasado y una supuesta tregua entre ambos para grabar su podcast, a ratos parecen recordar esos momentos.
DAO