El boxeo llegó a México como una práctica ilegal por allá de 1920, pero el desarrollo de esta disciplina hasta convertirse en uno de los deportes más destacados para los tricolores fue relativamente rápido, pues ya para 1932 México tuvo a su primer campeón mundial.
Sin embargo, en el boxeo femenil fue otra historia. Pues mientras para los hombres su práctica ya era legal y había ciertos facilitadores, para las mujeres fue un proceso mucho más complicado, pues no fue que hasta que llegó Laura Serrano en 1994 que el panorama comenzó a cambiar.
Aunque por ahí de los años 30 se escucharon nombres como el de la sinaloense Margarita La Maya Montes o la duranguense Josefina Coronado, cuando se acabó esa rivalidad, el boxeo femenil volvió a la sombra.
Margarita Montes es considerada la peleadora pionera mexicana, pero antes de calzarse unos guantes probó suerte como torera y como beisbolista. Con habilidades deportivas natas, La Maya se abrió camino; sin embargo, fue en el boxeo donde encontró un verdadero reto, pues solo 5 de sus 33 duelos fueron ante mujeres.
Eventualmente la ley que hacía ilegal para las mujeres practicar boxeo acabó con la carrera de La Maya y fue hasta que “La Poeta del Ring” comenzó a pelear arriba y abajo del cuadrilátero que se levantó esa prohibición a las mujeres.
Laura, abogada de profesión, se enamoró del boxeo cuando estudiaba en la UNAM y ahí comenzó la lucha, que eventualmente la llevó a las cortes para poder pelear por su caso y así abrir la puerta a una nueva camada de peleadoras como Jackie Nava, Mariana Juárez y Ana María Torres.
La capitalina, en los momentos de más duros de su carrera, y sin poder hacer mucho en su país, tuvo que viajar a Estados Unidos para poder hacer su debut profesional. Y lo hizo en grande. Empató luego de 6 rounds ante la legendaria Christy Martin, pionera del boxeo profesional en el país vecino, y quien ya la superaba por 23 peleas.
Serrano García dejó su marca en 17-5-3 con 6 nocauts y conquistó el título mundial ligero de la Federación Internacional de Boxeo femenil y disputó tres veces más un campeonato mundial antes de decir adiós al boxeo en 2012, después de caer ante Irma “La Torbellino” García.
Laura se casó y se mudó a Estados Unidos, en donde cambió de religión y se desligó del deporte.
EM