Mills Lane gozaba de una gran reputación como réferi y ya le habían tocado un par de eventos raros, como cuando en 1993 el hombre ventilador aterrizó en pleno ring mientras peleaban Evander Holyfield ante Riddick Bowe o el colapso mental -con lágrimas incluidas- que sufrió Oliver McCall en encuentro ante Lennox Lewis en 1997.
Pero nada lo preparó para lo que le tocaría vivir en 1997, en la esperada revancha entre Mike Tyson y Evander Holyfield.
Con 35 años como réferi y con más de 100 peleas de campeonato mundial, Mills ya conocía a Tyson –le había tocado estar en al menos seis de sus anteriores presentaciones– pero jamás vio así de desesperado al terror de los pesos completos.
Lane no solo era réferi en ese momento, su trabajo de tiempo completo como fiscal de distrito lo posicionó como uno de los abogados más implacables en Nevada, al procesar 22 asesinatos de manera exitosa. Esa actitud también permeó en el boxeo y arriba del ring no perdonaba nada.
Esa noche en la arena Grand Garden de Las Vegas, Mills se paró al centro del ring y arrancó el combate con su famosa frase: “Vamos a hacerlo”. Tyson buscaba vengar el nocaut en 11 rounds que había sufrido siete meses atrás y estaba dispuesto a todo para igualar el marcador.
Evander no quería dejar escapar el campeonato de la Asociación Mundial de Boxeo que recién había conquistado y haciendo gala de su boxeo comenzó a meter finos puños a su rival, llevándolo a un territorio poco conocido.
Con menos de un minuto restante para terminar el tercer round, Holyfield empezó a saltar en círculos y a gritar de dolor. Sin estar seguro de lo que había sucedido, Lane envió a Tyson a una esquina neutral para investigar. La pelea se retrasó varios minutos, pero cuando el médico de ring confirmó que Holyfield estaba bien para continuar, Lane le quitó un par de puntos a Tyson por ¡morder a su rival! La pelea se reanudó, y segundos después Iron Mike volvió a morder la otra oreja de Evander, obligando al réferi a descalificarlo.
"Hice lo correcto", declararía bajando del encordado, a pesar de los reclamos de los asistentes y las críticas posteriores.
Mills –quien pertenece al salón de la fama más importante del boxeo desde hace siete años– se mantuvo como réferi un año más antes de retirarse para arrancar, en 1998, con su programa de televisión “Court Show Judge Mills Lane”, que duró tres temporadas.
En el 2002 sufrió un derrame cerebral devastador que limitó mucho su movilidad y capacidad de comunicación. A sus 82 años vive en Georgia, Estados Unidos.
FCM