Minuto 41. Todo parecía liquidado. Cruz Azul había dominado al América durante 35 minutos y con justicia ganaba, pero en cinco minutos y con dos tiros de larga distancia, las Águilas le habían dado la vuelta. Nada raro, es más, hasta normal en la historia reciente entre ambos equipos.
Pero no, esta vez no. La Máquina se sublevó a su fatídico destino para levantarse y golear 5-2 a su némesis predilecto. Su amor propio se combinó con una irresponsable llegada de Roger Martínez —que dejó al América con 10— para que esta vez el guion cambiara. Sí, Cruz Azul salió vivo del clásico joven y con muchos puntos destacables: la actitud del equipo, los tres puntos que lo mantienen en la carrera por la Liguilla, el primer triunfo de Robert Dante Siboldi —que corta una racha de 18 juegos sin ganar en la Liga— con los celestes y que por primera vez le mete cinco goles al América en un partido oficial.
Pero antes del éxtasis celeste vino el drama y la tragedia. Al minuto 16 ya ganaba merecidamente con un testarazo de Julio César Domínguez y casi de inmediato Milton Caraglio tuvo el segundo, pero Guillermo Ochoa hizo una de atajada de antología.
El partido y el momento era de La Máquina, sin embargo, en un pestañeo todo se fue a la basura. Así es Cruz Azul, tan endeble en muchos momentos. Al minuto 36, con un América que no había mostrado nada, llegó un tiro cruzado de larga distancia de Guido Rodríguez que superó la estirada de Jesús Corona para el 1-1.
Los fantasmas de siempre aparecieron y devoraron a Cruz Azul. Cinco minutos después (41’) vio cómo Henry Martín le daba la vuelta al partido con la misma fórmula: un tiro de larga distancia.
Se esperaba la debacle cruzazulina y un ladrillo más a la hegemonía azulcrema. Pero vino la rebelión de los de Siboldi.
Comenzó el segundo tiempo y Jonathan Rodríguez lo intentó de larga distancia, que Ochoa tapó. Respondió América con un tiro de Roger que se fue por arriba y otro de Ibargüen que obligó el lance de Corona. El juego lucía nivelado, hasta que Roger perdió la cabeza y se fue expulsado por darle un codazo a Rafael Baca en una pelota dividida.
Cruz Azul supo que era el momento para engancharse a la Liga y limpiar un poco su honor tantas veces mancillado, por el América.
Al minuto 53 llegó un tiro de esquina —el arma predilecta de este Cruz Azul— que cristalizó Pablo Aguilar para empatar el juego y desatar la euforia. Pero habría más, porque esta Máquina lucía como hace mucho no se le veía: con sangre y coraje en los ojos.
Cinco minutos después, Alvarado le dio la vuelta al partido y generó un remolino del que América ya no salió vivo. Al 62’, Orbelín armó una gran jugada para matar el juego con el 4-2. Ochoa le negó el quinto a Jonathan, pero el uruguayo no quitó el dedo del renglón y al 75’ confirmó la goleada.
La fiesta estaba completa. Cruz Azul fue ese equipo arrollador que su gente quiere ver. Desapareció a un América que no supo sobrevivir con 10. Ahora falta ver qué vendrá adelante. La última vez que La Máquina goleó a las Águilas (Apertura 2014, 4-0) se quedó sin Liguilla y América festejó el título en diciembre. Pero la historia puede cambiar y anoche fue la muestra de ello.