El estadio de los sueños rotos

Hoy Cruz Azul jugará su último partido en la que fue su casa los últimos 22 años, periodo en el que apenas pudo ganar un título de Liga, una Copa Mx y un título de la Concacaf

Estadio Azul
Eduardo Espinosa
Ciudad de México /

Al Estadio Azul el destino nunca la hizo justicia. De este escenario nadie volvió a hablar hasta que se supo que iba a desaparecer. Sí, durante 72 años estuvo ahí, esperando a que los ojos de los aficionados le reconocieran su meritoria existencia, ésa que comenzó en la época romántica del balompié mexicano y ahora muere en la peor crisis del equipo que cobija.

Y es que el coloso de la colonia Noche Buena se despide con un simple partido de Liga, un juego cualquiera de la fase regular del campeonato; no en la disputa de un título, ni siquiera en la batalla de alguna fase de la liguilla. Al Cruz Azul no le alcanzó para más.

Un colofón triste, tal vez injusto para el primer estadio de concreto y varilla que se construyó en nuestro país. Aunque tal parece que no podía ser de otra manera. Al Azul, Azulgrana u Olímpico de la Ciudad de los Deportes, la gloria y la felicidad siempre le estuvieron prohibidas; en cambio, la melancolía y la añoranza fueron los ingredientes estelares que condimentaron sus gradas. Así fue desde su propio nacimiento.

Porque el estadio de la colonia Noche Buena quedó huérfano desde un principio, solo con su hermano la Plaza de Toros, arrumbados en un espacio que no llegó a ser la onírica Ciudad de los Deportes. Tuvo el mérito de ser el primero, pero pronto (en 1952) quedó opacado por la majestuosidad arquitectónica del Olímpico Universitario, y después, cuando llegó el Azteca (en 1962) fue relegado hasta un plano secundario, pues el templo del futbol mexicano ya estaba en pie.

Pero ahí subsistió como la casa de todos y de nadie. Con el Atlante, el América y Necaxa como sus primeros inquilinos; conformándose también con algunos juegos de la selección mexicana, hasta que finalmente llegó Cruz Azul, su último huésped.

UNA PROMESA INCUMPLIDA

A inicios de este año, a las afueras del vestidor de Cruz Azul, se pintó una frase que intentó ser un adagio para la buena fortuna. Una promesa por cumplir. "Queremos y vamos a despedirnos del Azul con trofeos", se lee de manera clara e inequívoca.

Pero no... Cruz Azul no se despedirá del Azul con trofeos. Al contrario, lo hace sumergido en la peor crisis deportiva que ha tenido esta institución. El cierre de este escenario no fue suficiente motivación para que La Máquina tuviera una temporada digna, que al menos le diera la fuerza necesaria para llegar a la liguilla.

No, con apenas 16 puntos, el equipo de Pedro Caixinha está virtualmente eliminado de la fase final. Es más, hoy, en su último juego en este escenario, ya podría ser una sentencia matemática.

Y sí, Cruz Azul quiso despedirse del Azul de otra manera, peleando un título en esta cancha, pero la inercia perdedora que ha tenido este equipo en los últimos cuatro años lo llevaron a fracasar una vez más. El estadio de la colonia Noche Buena se va con un juego de Liga cualquiera, alejado de las grandes batallas, ésas que ofrecen tardes memorables.

CUANDO LA TRISTEZA SE JUNTA

La Máquina cierra el ciclo en el Estadio Azul tal como lo comenzó: sin liguilla. En aquel lejano Invierno 1996, cuando se mudó del Azteca a la Ciudad de los Deportes, los puntos no le alcanzaron para meterse a la fase final. Y lo mismo sucedió un semestre después, en el Verano 1997, cuando otra vez no pudo calificar.

Así inició la historia de La Máquina en la que fue su casa durante 22 años. Llegó a este estadio con una sequía de 16 años sin levantar un título de Liga y ahora lo abandona con otra aún mayor: 20 años y medio de sequía.

Y en este lapso Cruz Azul tuvo más tristezas que alegrías. Jugó seis finales de Liga y solo resultó ganador en una, la del Invierno 1997; también jugó tres finales de la Liga de Campeones de la Concacaf, y apenas se impuso en la última, la de 2014.

Incluso, dentro de los momentos felices de La Máquina en estos 22 años el Azul ya no figuró como protagonista. Fue en la Copa Libertadores de 2001, cuando el conjunto cementero tuvo una histórica participación llegando hasta la final del torneo continental. Sin embargo, Cruz Azul solo jugó en el inmueble de la colonia Noche Buena los primeros tres partidos de la fase de grupos, así como la eliminatoria de los Octavos de Final; después se fue al Azteca a vivir la magia de los llenos ante River Plate, Rosario Central y por supuesto la final ante Boca Juniors. Sí, una vez más al Azul no le tocaron las tardes de inmensa alegría.

Pero donde siempre estuvo presente este añejo estadio fue en los momentos difíciles, los crudos y desoladores. En 72 años de historia, apenas le tocaron dos finales definitivas (dígase el juego de vuelta), ambas de La Máquina. La primera en el Invierno 1999, cuando un gol de oro de Alejandro Glaría, del entonces modesto Pachuca, sepultó por completo la euforia en la grada que ya se hacía con su noveno título de Liga.

Y diez años después, en el Apertura 2009, otra vez Cruz Azul le tocó cerrar en casa la disputa del título de ese semestre. Pero otra vez la historia le reservó una noche amarga y dolorosa. Luego de perder de manera increíble en el ida por 4-3 (en la que llegó a tener una ventaja de 3-1), en el Azul solo llegó a sepultar sus propias aspiraciones. Otro título se le iba frente a su gente.

El Azul se convirtió en la casa del dolor, pues a esas finales se le tiene que sumar las series en las que nunca pudo sacar ventaja. Ahí está el Clausura 2008 en el que perdió frente a Santos por 2-1; un semestre después, la historia se repitió con Toluca, ahora por 2-0.

Solo en el Clausura 2013, la gente pudo celebrar que Christian Giménez le diera una ligera esperanza de ser campeón, cuando venció con un cabezazo a Moisés Muñoz y llevarse el 1-0 a la vuelta en el Azteca, pero ahí el cruento destino alcanzó a La Máquina con la peor de las derrotas.

Pero no solo en finales se labró la triste historia de Cruz Azul en este escenario, también en los juegos ordinarios se extendió la desesperanza. El conjunto cementero se encargó de autoflagelarse con las tortuosas tardes en las que la victoria se le escaba en el último minuto. Llegaron pues las derrotas increíbles y bochornosas, las humillaciones sobre la hora y la interminable burla que dio origen al término "cruzazulear".

Sí, Cruz Azul aumentó su tristeza y desesperación en este inmueble. Al grado de abandonarlo justo en su peor crisis deportiva, en la que dicta que se ha vuelto un equipo del montón que de manera mediocre apenas tiene una Liguilla en los últimos cuatro años.

En fin, al Estadio Azul el destino lo sentenció a ser el escenario de las tristezas infinitas, de las promesas incumplidas, sencillamente, el estadio de los sueños rotos.

NUMERALIA

1 TÍTULO ganó Cruz Azul en el lapso que estuvo en el Estadio Azul, el del Torneo Invierno 1997.

6 FINALES de Liga las que se jugaron en este inmueble, aunque en solo dos tuvo el choque decisivo.

44 TORNEOS los que disputó La Máquina en este escenario. Su primer torneo fue en el Invierno 1996.

16 OCASIONES en las que Cruz Azul no calificó a la Liguilla (considerando el torneo actual) en el Estadio Azul.

3 COPAS Libertadores las que se jugaron en este estadio con La Máquina: la del 2001, 2003 y 2012.

LAS FINALES DE LIGA EN EL AZUL

Invierno 1997 Cruz Azul 1-0 León Ida

Invierno 1999 Cruz Azul 0-1 Pachuca Vuelta

Clausura 2008 Cruz Azul 1-2 Santos Ida

Apertura 2008 Cruz Azul 0-2 Toluca Ida

Apertura 2009 Cruz Azul 1-2 Monterrey Vuelta

Clausura 2013 Cruz Azul 1-0 América Ida

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