El primer Mundial que narró 'Don Rober'

Roberto Hernández Jr. tuvo la oportunidad de tener un micrófono por primera vez en una Copa del Mundo en Alemania 1974

Roberto Hernández Jr.
Liliana Cavazos
Monterrey /

En 1974, en la ciudad de Monterrey, Roberto Hernández Jr., un consolidado cronista deportivo, llegó a una tienda de revistas y periódicos. Las portadas que atraían su atención eran solo aquellas donde un balón de futbol era el protagonista.

Hojeó rápido una revista y a la vista saltó un dato que marcó un antes y un después en su carrera; se trataba del listado de nombres de cronistas que Televisa enviaría a narrar los partidos de la Copa del Mundo Alemania 1974. El nombre del ahora conocido 'Don Rober' estaba en esa lista.

"El primer partido que narré fue Brasil contra Zaire, llegué a la semifinal Brasil contra Holanda y estuve a un paso de la final en mi primer Mundial", recuerda ‘Don Rober’ en entrevista con Telediario Digital.

Para ese año, el comentarista deportivo ya tenía 14 años viviendo en Monterrey. Su carrera comenzó en 1958 en una radiodifusora de su natal Irapuato, Guanajuato.

"Comencé jalando cables, llevando los aparatos para las transmisiones de los juegos", declaró.

A 40 años de la primera vez que narró un Mundial, ‘Don Rober’ reflexionó acerca de la evolución en la cobertura deportiva, "en aquella ocasión solo íbamos seis personas, ahora van como 300 entre artistas y cómicos".

La emoción de ir a narrar por vez primera una Copa del Mundo se acentuó con el cuadro holandeses que cautivó a los espectadores.

"En el 74, la selección de Holanda era la sensación del mundo entero y bendito Dios me tocó Holanda-Argentina, Holanda-Uruguay, Holanda-Brasil, regresé lleno de futbol, del que nunca se ha visto y nunca se va a volver a ver".

Cuatro años después, Roberto Hernández Jr. regresó a los micrófonos internacionales para ponerle sabor a la narración de una celeste justa mundialista: Argentina 78. El recuerdo de aquel torneo pesa en el narrador ante un cuadro tricolor que se dejó aniquilar.

"Narré los tres partidos de México, fue vergonzoso. Nos golearon, nos metieron tres lo tunecinos, seis los alemanes, cuatro los polacos, fuimos el peor equipo del Mundial".

En el anecdotario personal de goles cantados, hay un par de tantos que inscriben a ‘Don Rober’ en la historia universal del futbol: la mano de Dios, y el gol más bello del mundo.

"Te soy sincero, yo no vi la mano", dice respecto a la anotación que Diego Armando Maradona hizo a los ingleses en el Estadio Azteca. El otro que ‘Diegol’ metió a Inglaterra y el que clasifican como el más hermoso fue para el cronista un acontecimiento más.

"Me tocó sin pensar, lo narré sin pensar, salió el gol más bonito, una serie de factores que uno no busca. En ese momento fue un gol más".

El gol que más le emocionó cantar fue en el partido Colombia vs. Alemania del Mundial Italia 1990.

La estrategia de ambos cuadros eran jugadas apretadas que ponían en la garganta de los aficionados interminables gritos de emoción, pero tuvieron que pasar 83 minutos para que uno de los equipos anotara, y entonces los alemanes reventaron la portería de los colombianos.

A siete minutos de que terminara el encuentro, los europeos parecían tener la última palabra, pero los cafeteros se negaron a perder el pase a Octavos de Final. El ídolo, ‘Pibe’ Valderrama, le robó a los alemanes el esférico y con un trazo perfecto lo dejó a los pies de Freddy Ortega, estaban a ras del minuto noventa, y de una potente pierna derecha a la portería, ‘Don Rober’ hizo lo propio: dejó los pulmones y la garganta en un gol.

Junto a él, el delantero y comentarista Hugo Sánchez se quedó frío, la narración de Roberto Hernández Jr. fue la pimienta del platillo. Cuando el cronista pudo agarrar aire, el ‘Pentapichichi’ lo felicitó por una narración extraordinaria.

"Para que Hugo Sánchez te diga eso, pues yo creo que tuvo su mérito", expresó.

Los viajes de ‘Don Rober’ para narrar los mundiales concluyeron en Estados Unidos 1994; él nunca se detuvo a visitar y conocer las ciudades, su objetivo era único y claro: la cancha y el micrófono.

"No visitaba las ciudades ni me interesaba, puro futbol", concluyó.

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