André Jardine llegó al América al cuarto para la hora, hace poco menos de un año, fue el 21 de junio de 2023 cuando el brasileño fue presentado en las instalaciones de Coapa, ese día, en la silla de cada uno de los integrantes de su cuerpo técnico y la propia fue colocada una playera que en la espalda tenía el número 14. Deseo, mensaje y exigencia clara. El brasileño aceptó el desafío como venía, sin pretextos se puso manos a la obra.
En el entorno había la idea que no tenía los galones para sentarse en ese banquillo, que le faltaba recorrido, se decía que el peso de la historia de las Águilas no era el mismo que el del Atlético de San Luis… palabras y dichos que André cachó y guardó silencio, estaba convencido de que tenía la capacidad y el conocimiento para construir un equipo con una identidad.
Lo hizo, le fue imponiendo su sello a las Águilas, construyó un equipo de corte ofensivo que le entró por la retina al aficionado, el seguidor azulcrema tiene un paladar especial, pero Jardine le ofreció un menú que satisfacía el apetito del hincha americanista. Gestionó el plantel de la mejor manera, se ganó la confianza del vestuario y supo lidiar con los egos que hay en un camerino que debe ser de los más complicados en el futbol mexicano.
En su primer semestre le entregó a la directiva y a la tribuna un equipo para el recuerdo: primer lugar general, mejor ofensiva y mejor defensiva, pero -sobre todo- el campeonato. Jardine echó abajo todos los comentarios del inicio de su gestión, demostró que la chamarra de entrenador del América le queda a la medida.
En su segundo torneo volvió a quedar en el primer lugar, fue el mejor equipo en todo el año, lo que le hizo acreedor a un premio por parte de la Liga Mx. Y ahora lo tiene situado en la final ante Cruz Azul, con el sueño de un bicampeonato histórico.
El pasado sábado, cuando el árbitro pitó el final del partido con Chivas, volteó al palco, efusivo celebraba la victoria, porque, aunque sea por la mínima se impuso al acérrimo rival, levantaba las manos eufórico, la respuesta que encontraba en las gradas era nada menos que la del dueño del equipo: Emilio Azcárraga Jean, quien le devolvía con el mismo entusiasmo cada arenga, se fue al vestidor y en su recorrido celebraba con la grada.
Hace 11 años Miguel Herrera llevó al América a dos finales consecutivas, pero en el estadio Azteca se le fue el bicampeonato porque fueron los días en los que el Piojo y el cuadro americanista rescataron el boleto al Mundial de 2004; ahora, André está a 180 minutos o un poco más de lograr la doble corona. El último estratega que lo hizo fue, curiosamente, un brasileño: Jorge Vieira, cuando logró el bicampeonato en la Temporada 1988-89, sí, precisamente ante Cruz Azul. El toque de André ha sido muy fino y el domingo puede entrar en la historia porque automáticamente se convertiría también en Campeón de Campeones.
MGC