Las bromas de Cuauhtémoc Blanco que conquistaron a Leo Beenhakker

En sus primeros años con el América, el hoy gobernador de Morelos se burlaba del estratega holandés mientras él creía que se trataban de halagos

Cuauhtémoc Blanco y Leo Beenhakker (Mexsport)
Ciudad de México /

Cuauhtémoc Blanco, un ídolo y referente del americanismo, siempre dio de qué hablar por el innegable talento e irreverencia que mostraba dentro y fuera del terreno de juego. Donde sobran las anécdotas del hoy gobernador de Morelos con compañeros, rivales y directores técnicos a lo largo de su carrera como profesional.

José Enrique Rodón, ex zaguero central del América, compartió el vestidor algunos años con el ídolo de Tepito y recordó que por su habilidad en el terreno de juego, era “para que hubiera debutado al menos dos años antes”, del día en el que Míguel Ángel López le dio su primera oportunidad en 1992.

“Fue genio y figura, Cuauhtémoc Blanco tuvo que haber debutado dos años antes, porque cuando hacíamos interescuadras, nos hacía nudo, nos burlaba, se regresaba, nos volvía a hacer nudo y nos metía gol”, dijo José Enrique a La Afición.

SE LLEVABA PESADO CON LOS DIRECTORES TÉCNICOS

En los entrenamientos en Coapa, Cuauhtémoc Blanco mostraba su carácter audaz, incluso, con los directores técnicos, sobre todo si eran extranjeros, pues no estaban acostumbrados a los modos del mexicano, mucho menos a su tradicional folclore, por lo que no a todos les caía en gracia su actitud.

“Se llevaba muy pesado con los entrenadores, les mentaba la madre, les decía groserías, entonces eso no le gustaba a los argentinos, uruguayos ni a todos los tipos de entrenador que venían”.

BEENHAKKER, SU VÍCTIMA FAVORITA

José Enrique Rodón recuerda también que Cuau se traía Leo Beenhakker de bajada, a quien le hacía bromas que el holandés se tomaba como halagos y que finalmente dinamitaron en una gran relación con el ex capitán de las Águilas y que de una u otra forma influyeron para que se ganara su confianza y darle más minutos en el campo.

“Hasta que llegó Beenhakker que no conocía las groserías y pensaba que eran un halago. A Beenhakker le ponía desodorantes y lociones, porque los europeos no los utilizaban, Cuauhtémoc se los regalaba porque pues olía mucho a sudor, y Leo pensaba que eran regalos, de ahí que se generó buena comunicación y le otorgó más minutos, pero él tuvo que haber debutado dos años antes, tenía mucha calidad y después lo demostró”, compartió Rodón.


  • Héctor Ortiz
  • hector.ortiz@milenio.com
  • Comunicación en la Universidad del Valle de México. Coordinador de La Afición digital en MILENIO. Enamorado del futbol, pero más de mi familia y los animales

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