El periodismo deportivo es una rama que, como muchas otras, se ha ido formando con el trabajo y las aportaciones de reporteros, cronistas y analistas, quienes con su influencia y su poderío le dan forma a la forma de contar historias e informar a la gente.
En Argentina, pocas figuras periodísticas son tan importantes como Dante Panzeri (5 de noviembre de 1921 en Rosario), un periodista deportivo crítico y que incomodaba a muchos. Un analista que es muy citado en Sudamérica e, irónicamente, poco leído, además de ser alguien no tan recordado por muchos y que, casi a manera de poesía, falleció a unos días de que diera inicio la Copa del Mundo de 1978.
Sebastián Kohan Esquenazi se encontró con él de pura casualidad, o como dice él, "después te das cuenta de que no lo son". Este director nació en Argentina, pero como muchos, la vida lo llevó a vivir en diversos lugares, como México (llegó a jugar con el equipo de Pumitas de la UNAM), Chile, Venezuela, regresó a su patria y también estuvo en España.
En 2009, mientras trabajaba en una editorial española, le solicitaron buscar un libro clásico para reeditar, salir de los ya conocidos como los Galeano, los Villoro y los Fontana Rosa… buscar un autor que pudieran reeditar y traer su obra a tiempos modernos.
Fue así como se encontró con Panzeri. Jamás había escuchado ese nombre, pero ahora nunca lo olvidará. Todo comenzó al reeditar el libro "Futbol, dinámica de lo impensado" y terminó con el documental "Buscando a Panzeri", su ópera prima, estrenada en México hace unos días en la Cineteca Nacional y también de forma virtual.
“Lo primero que me di cuenta es que Panzeri era tan amado por los viejos argentinos, por la generación de mi padre y respetado como olvidado, como que cumplía esas dos facetas de manera cabal, porque el tipo que lo conoce, que lo recuerda de haberlo visto en la tele, de haberlo leído en El Gráfico, lo recuerdan como el mejor, te dicen que era el mejor y al mismo tiempo, de la gente de 40 años para abajo no saben quién es”, comentó para MILENIO-La Afición Kohan Esquenazi.
Fue esa dualidad entre el olvido y la admiración lo que le comenzó a llamar y buscar incansablemente su libro, el cual pudo reeditar en 2011 (el libro permaneció en el olvido por casi 30 años) y entender por qué fue olvidado, al ser un tipo muy crítico, un libre pensador que era molesto porque sus ideologías no estaban encaminadas hacia alguna tendencia política de derecha o izquierda.
“(Panzeri) era medio conservador, pero al mismo tiempo era muy revolucionario, no era de derecha, no era peronista, no era radical, no apoyaba a los militares, no apoyaba nada, él cuestionaba a cada uno de estos grupos cuando le correspondía criticarlo, y las soluciones a los problemas que daban nunca venían directamente desde la derecha, desde la izquierda, desde el liberalismo, desde el estatismo, él proponía soluciones según el problema”, relata el cineasta sobre este personaje que, debido a su forma tan diferente de pensar, nadie se había molestado en rescatar su legado y llevarlo a otras generaciones.
Kohan, quien se describió como alguien con muchas nacionalidades, pero ningún país, alguien sin un club al que sigue, debido a las decepciones que le tocó vivir, se reencontró a sí mismo a través de Panzeri, fue como identificarse con esta figura periodística.
“Panzeri es un tipo que ama el futbol, porque el futbol es un juego y que cuestiona todas las pasiones que lo rodean y lo convierten en una mercancía”, señalo.
Ocho años fue lo que le tomó a Sebastián realizar la película. Primero, tuvo que buscar a toda la familia, al tener que llamar a todos los Panzeri en la sección amarilla, hasta que encontró a una sobrina que de pura casualidad lo pudo conectar con el hijo para los testimonios y el material necesario que les permitiera conocer más a este periodista.
“Todo el tiempo en la película muestra que Panzeri es un olvidado, porque no buscó en su vida ser recordado, sino que buscó hacer justicia e intentar encontrar ciertas verdades, ciertas soluciones y claro, dicen que en uno de sus escritorios de alguna oficina tenía un cartelito que decía ‘Un periodista no puede tener amigos’, porque si quiere decir la verdad y hacer primero una investigación y desentrañar ciertas cuestiones no puedes tener amigos, porque te va a costar más cuestionar, criticar, develar las tramas donde tus amigos están inmersos”, apuntó Kohan Esquenazi.
Y es que Panzeri no dejaba de ser una persona analítica y crítica, lo cual le costó enfrentarse a su propio gremio. Si, Dante criticaba la tendencia del periodismo deportivo, que en su época se dirigía hacia un camino más comercial, fuertemente marcado por negocio millonario como el futbol.
“Panzeri lo que tiene es que es un visionario, él vio eso, el periodismo deportivo mainstream no es un periodismo que pueda ser excesivamente crítico, no nace de ahí, nace de intereses comerciales, entonces tú no puedes ser Panzeri en todos lados, hay ciertas reglas que respetar y ciertos intereses que están por encima de nuestros pensamientos, y a Panzeri eso le importaba un carajo, por eso se quedaba sin trabajo y lo echaban de los lugares y tenía que buscarse otro”, explicó Sebastián, tomando en cuenta de que en una ocasión se negó a publicar una nota y eso provocó su salida como director de El Gráfico, una revista argentina muy popular que desapareció su versión impresa en 2018.
Contento por haber logrado esta película, tras años de investigación, Sebastián Kohan Esquenazi se siente muy orgulloso de su trabajo, el cual le permitió un estreno en Argentina y que diarios de vital importancia como La Nación y El Clarín pudieron darle vuelo a su obra; pero, lo más importante, rescatar la figura de este polémico e importante periodista.
“Eso de alguna manera, es recuperar la figura de un tipo que había sido olvidado injustamente, ahora Panzeri está más presente que antes que es el objetivo principal y está logrado”, dijo el realizador, que ahora en postproducción de un documental sobre el exilio sudamericano a la Villa Olímpica y otro largometraje sobre Pumas, el cual está en fase de escritura de guión.
FCM