Daniel Aceves consiguió la medalla de plata en la lucha grecorromana dentro de los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984, sin embargo, esa presea que obtuvo con tanto esfuerzo y dedicación le fue robada a principios de 1985, por lo cual el ex deportista tuvo que vivir 12 días de angustia, tiempo en que los ladrones tardaron en devolverle ese metal.
Aceves recuerda que como su medalla no es de plata pura, le recomendaron que la llevara a una joyería para que le dieran una pulida y le pusieran una capa de barniz, y así lo hizo.
Después de tener en sus manos la presea ya pulcra y bonita, Daniel guardó la medalla en su estuche y en la guantera de su coche. Luego el luchador continuó con sus actividades cotidianas y estacionó su auto en la calle, pero al regresar hacia donde lo dejó, se llevó la sorpresa de que ya no estaba, se lo habían robado.
“No me preocupaba ni el coche ni nada de lo que iba adentro, a excepción de mi medalla. Había trabajado mucho para obtenerla y así, de pronto, alguien me la había arrebatado... Yo me sentía vació; como si me hubieran arrancado una parte muy importante de mi propios ser”, dijo Aceves.
Daniel de inmediato levantó un acta por el robo de ese Le Barón 81, y el cual nunca apareció. Sin embargo, a los 12 días de ese hurto, Aceves se encontraba en su casa por la noche y de repente escuchó un fuerte ruido, al asomarse a la calle vio un bulto envuelto en periódicos, y al cerciorarse que era, vio su medalla con el estuche.
“El auto tenía muchas fotos, recortes, documentos en los que aparecían mi nombre y dirección. Así que quien se robó el carro sabía de quién era. No podía creer que otra vez tenía la medalla entre mis manos”, mencionó Daniel.
Después de haber pasado esos 12 días de angustia, Daniel finalmente comenzó a guardar ese metal olímpico en un lugar más seguro.