Apenas se le formula la primera pregunta y Luis García se suelta con el mismo desenfado con el que semana a semana se le escucha analizar un partido de futbol. Sí, ese estilo mordaz y distendido le ha permitido hacer ya una carrera dilatada en los micrófonos, quizá al mismo nivel de lo que logró como futbolista profesional.
Y es que para cualquier aficionado de futbol, mayor o cercano a los 40 años, le será difícil negar que no recuerda alguno de esos dos disparos colocados contra Irlanda en el Mundial de Estados Unidos 1994; o esa carrera desaforada, con puño cerrado y profiriendo improperios, que se aventó después de su primer tanto en Copa del Mundo.
Luis García Postigo tiene más de tres décadas vigente dentro del entorno del futbol mexicano. Y eso se reflejará en la serie de capítulos que, desde este miércoles 26 de mayo, emitirá TV Azteca sobre el ex futbolista y que llevará por título “Mis tres vidas”.
“Yo no soy mucho de hablar de mí, de estar apapachándose el alma y la espalda, pero Azteca Deportes puso esto en la mesa y lo está haciendo de manera increíble; es mi historia bien contada y eso para mí ya es un éxito. Tanto como futbolista, comentarista, padre de familia y esposo, la cosa ha caminado de manera fantástica; he tenido la enorme fortuna de tener en esas tres facetas a gente maravillosa, así que esto está hecho desde el agradecimiento”, platica sobre este documental de su vida.
Entre halagos y críticas
Desde los 17 años –cuando debutó con Pumas en 1986– Luis García se tuvo que acostumbrar a la atención mediática. Después del retiro, llegó como comentarista deportivo en TV Azteca, donde se ha posicionado como uno de los analistas más populares de la actualidad, una condición ambivalente que lo mismo le genera alabanzas e insultos. A él le gusta esto.
“Mi vida ha sido pública tanto laboral como personal, y a mí me agrada mucho esta parte, porque tengo mucha gente a la que le parezco un tipo correcto, pero a otros les parezco la bazofia más grande de la historia; entonces, hay aprender a convivir con eso. Me gusta polarizar, me gusta que haya esas personas a las que les parezco un tipo capaz y a las que les parezco lo peor que ha pasado en la historia, me gusta esa situación.
“Aprendí puntualmente a que ni los halagos ni los insultos tienen la mayor relevancia, lo vas aprendiendo conforme vas caminando. Cuando comienzas, tanto en el futbol como en la televisión, cualquier crítica sientes que te están clavando una daga en el cuello, y cualquier halago sientes que te están poniendo junto a Jesucristo. Estoy acostumbrado a coquetear con toda esta situación, después de varios años vas generando una costra y entiendes que es tu trabajo”.
La fórmula del éxito
Luis García ha disfrutado de manera plena cada una de las “vidas” que ha tenido. Si tuviera que elegir entre la sensación de anotar un gol o comentarlo, él no tiene reparo en manifestar cuál sería su elección.
“Llevo más tiempo más como comentarista. Tengo cinco Copas del Mundo como comentarista por solo dos como jugador, he viajado a muchos más lugares como comentarista que como futbolista, pero no existe cosa más maravillosa en el mundo, al menos así lo viví yo, que estar adentro de una cancha de futbol con una pelota de por medio”.
Aunque sabe bien que hoy las nuevas generaciones lo conocen más como el comentarista irreverente que ha formado una dupla importante con Christian Martinoli. “No sé si la historia acabe diciendo si somos buenos o malos, creo que las historia nos va a recordar como tipos que se aventuraron a hacer cosas diferentes.
Y de inmediato asegura que no es cosa de una dupla, sino de un equipo de trabajo: “Somos todos, rompimos paradigmas. Llegamos a una audiencia como son las mujeres y los chavos con esta jerga informal, quizá estúpida y chistosita, pero empezamos a entrar en estas audiencias y eso tuvo mayor resonancia”.
Pero si algo ha distinguido a Luis García, quien como jugador un día dijo ‘hasta aquí’ antes de deambular de equipo en equipo, es el autoanálisis; ése le indica que pronto habrá que evolucionar, sí, tal como lo ha hecho en todas sus vidas.
“Como todos los estilos ha vivido un momento de cresta, pero ya no va para arriba, va para abajo y habrá que volver a mutar; no sé hacia dónde carajos, pero entendemos que este estilo está más cerca de la puerta de salida que la de entrada, pero nos sentimos orgullosos de que nos aventamos del avión sin paracaídas”.