Hablar de la historia de la música punk y post-punk en Inglaterra es hacerlo, casi de manera inevitable, de Joy Division. Después de todo, hablamos de un grupo que, pese a su breve periodo de actividad (1976-1980), fue influencia tanto de otras agrupaciones de su generación como U2 y The Cure, como de otras más actuales como Interpol, Bloc Party y Editors.
Y para liderar esta música melancólica y un tanto deprimente, Joy Division tuvo en Ian Curtis a un cantante que se volvió ícono, incluso sin quererlo. El vocalista era alguien reservado, reflexivo y enigmático, pero también era un aficionado al futbol, un deporte que llegó a practicar desde su niñez y en su juventud.
De hecho, al igual que sus compañeros de Joy Division (Bernard Sumner, Peter Hook y Stephen Morris), Curtis era originario de Manchester, por lo que tuvo ese acercamiento con el futbol. En una zona donde muchos se decantarían por seguir al equipo más ganador de Inglaterra (Manchester United), el futuro cantante optó por el otro equipo de la metrópoli: el Manchester City.
“Ian era el único miembro de la banda interesado en el futbol. Solíamos hablar de los partidos, y sobre su equipo: el Manchester City”, reconoció Kevin Cummins, fotógrafo de Joy Division, durante 1979, un año antes del suicidio de Ian Curtis.
Y no era alguien que fuera seguidor tan casual como sucede en el mundo de la música. De acuerdo con su viuda, Deborah, Ian Curtis “se sintió atraído por el futbol y no se conformó con darle patadas a un balón en el campo, sino que formó un equipo, al que llamó Los Espartanos”, explicó en el libro Touching from a Distance, publicado en 1995. Cuando Ian tenía una idea en la mente, no lo hacía de forma superficial: su compromiso era serio.
El 18 de mayo de 1980, Ian Curtis se quitó la vida a los 23 años. La agrupación, que estaba a punto de comenzar su gira mundial, la canceló de forma inmediata. Desde entonces, Ian Curtis se consagró como uno de los llamados poetas malditos del rock y un consolidado de la música por su influencia, y en el caso del futbol, por su profesado amor por los Citizens.
Es por ello que es normal que en el Etihad Stadium suenen canciones de Joy Division en los partidos del Manchester City, sin importar la competencia. De todas ellas, Disorder es la preferida de los hinchas para corear en las gradas y alentar a su equipo, que en los últimos años ha tenido un crecimiento importante y aún sueña con ganar la ansiada Champions League.
MGC