Una casualidad hizo que el pelotero sinaloense Julio Urías y el tatuador poblano Andrés Ortega se conocieran en Phoenix, Arizona. Desde entonces, el pitcher mexicano campeón con los Dodgers de Los Ángeles de la última Serie Mundial, junto al nayarita Víctor González, mantiene una amistad estrecha con Ortega, quien ha sido el encargado de plasmar en su cuerpo los tatuajes con los que Urías resume una vida de superación y éxitos, que van desde los quirófanos hasta sus hazañas en el Rey de los Deportes.
“A Julio Urías lo conocí a través del periodista Jesús Quiñones, quien daba las noticias de deportes en Arizona, él después se fue a trabajar con los Dodgers, en California, como traductor, y así fue como, prácticamente, nos hicimos amigos”, cuenta Andrés Ortega a La Afición, desde Phoenix; cruzó el desierto entre Sonora y Arizona a los 17 años en busca de fortuna. Hoy tiene 29 y una vida hecha.
“Julio ya tiene ocho tatuajes. Me dijo que cada tatuaje es por algo y tiene un significado, un recuerdo; le he hecho todos los tatuajes a Julio Urías”; uno de esos, el más querido, San Juditas, devoción inculcada por su madre.
¿Cómo es Julio, tu amigo?
“Julio es una persona muy buena, tanto como cliente, como amigo; siempre que anda acá, en Phoenix, me dice que le gusta que lo invite a ver los partidos de mi equipo de niños, porque le recuerda a su niñez jugando la pelota, me platica que se mira ahí, que eso le trae recuerdos, por eso cuando viene me pide que lo lleve a un entrenamiento de mi equipo, que se llama Pequeños Little Pericos (Little Pericos) y claro que lo he invitado. Julio es una persona muy humilde, pese a ser famoso”.
Fanático del beisbol
“Tengo a mi equipo desde hace dos años y medio y se llama así, Pequeños Pericos, porque ese es el nombre del equipo de Puebla y es para representar Puebla y tener algo, un recuerdo, y que sepan que soy de ahí. Cuando yo jugaba, a los 12 años, en La Magdalena, en Puebla, casi no se miraba el deporte o no se le ponía atención, aunque yo siempre soñé con jugar un día como profesional y siempre me gustaron los Dodgers, por eso ahora me siento muy orgulloso, porque tatué a Julio, que es de Los Ángeles”. El gusto por el beisbol lo inculca a sus hijos: Andrew (9 años), Damián (8) y Jasson (4); así me mantengo muy ocupado, con ellos, y estoy lejos de problemas”.
¿Por qué tatuador?
“Desde pequeño me gusto el arte; a veces mi mamá, a mis siete años, no me daba dinero para ir a la escuela y yo hacía dibujos con lapicero, estrellitas, a los niños; de esa manera me ganaba cincuenta centavos o un peso, de entonces. Nunca pensé que fuera artista o que tuviera ese talento, hasta los 20 años. Ahora he tenido la oportunidad de tatuar a muchos atletas, jugadores de la MLS, beisbolistas y del futbol americano, los deportes más populares. He tatuado muchos atletas famosos o reconocidos”.
LOS TATUAJES DE JULIO Y SU SIGNIFICADO
La explicación de Julio Urías
“Aquí en mis nudillos tengo el año en que nací”. Julio nació en Culiacán, Sinaloa, el 12 de agosto de 1996.
“En la mano, el estado de Sinaloa y un avión de papel, en Culiacán”. Dodgers formó a Urías a sus 16 años.
“Nopales, porque me críe con mis abuelos; ahí vivía un tío que vendía”. Su tío le daba dinero por mandados.
“En la muñeca tengo una pulserita con un crucifijo, una cruz”. Julio se considera una persona con mucha fe.
“León y la frase Never give up, de cuando la operación en Phoenix me quedó muy marcada:”. (Año 2017)
San Judas Tadeo. Mi mamá me decía que con el bastón de San Judas era con el bate que uno iba a batear”.
“Un reloj, con la fecha de mi debut en Grandes Ligas y la hora de mi primer lanzamiento”. (25-05-2013)
“Iniciales en nudillos, por mi papá Carlos, mi mamá Juani, mi hermana Alexia y mi hermano Carlos”.
“Número 7. Es el número que he usado desde que jugaba beisbol de chiquito en Culiacán”.
Con información de Rodrigo Rocha
FCM