Hace 47 años el presidente Richard Nixon de los Estados Unidos proclamó a Jim Thorpe como el mejor atleta del país en la primera mitad del siglo. Una distinción que también Associated Press determinó tras una votación. Aunado a convertirse en el primer nativo americano en ganar una medalla de oro olímpica, especializado en pentatlón y decatlón, Thorpe también practicó hasta sus 41 años futbol americano, beisbol y basquetbol. Su versatilidad era casi inigualable, pero su carrera profesional, incluso hasta después de su muerte no estuvo exenta de polémica.
Su actuación más legendaria llegó en los Olímpicos de 1912 en Estocolmo donde consiguió sus dos preseas doradas, sin embargo tan solo un año después le fueron removidas. La razón no tuvo que ver con drogas, trampa o amaño, fue por culpa del beisbol. En específico las dos temporadas en las que previamente jugó en la Eastern Carolina League, que al ser profesional, violaba las reglas de que los atletas en los JO debían ser amateurs. A partir de esto Thorpe se concentró en los otros deportes e incluso llegó a ser el primer presidente de la American Professional Football Association, hoy la NFL.
Tras la Gran Depresión tuvo que buscar otros trabajos ya que se complicaba vivir del deporte y con ello llegó el alcoholismo que lo llevó a vivir sus últimos años en pobreza y con deterioro de su salud. Finalmente falleció en 1953 y no sería hasta 30 años después que el Comité Olímpico Internacional le devolvió formalmente sus medallas a Thorpe. Sus reconocimientos no son pocos y su legado es tan grande que tiene su propio museo.
JMRS