La historia no es del todo desconocida, pero es de las que enamora y más si el resultado ha sido convertirse en uno de los mejores y más famosos futbolistas actuales. Sadio Mané Made in Senegal es un nuevo documental sobre la vida del delantero del Liverpool, sobre cómo un niño de una parte remota del país africano forjó sus sueños alrededor del balón hasta ser nombrado Jugador Africano del Año 2019 en enero a sus 28 años y tras ser finalista en tres ocasiones consecutivas.
“El futbol para mí lo es todo. Desde una edad temprana era todo lo que conocía y era lo único que quería hacer, ser futbolista profesional”. Sin el consentimiento de su madre y sin una figura paterna desde sus 7 años, Sadio cuando cumplió 15 dejó Bambali, una humilde villa a tres horas de la ciudad más cercana y donde el jugador deja en claro que de no haber salido la agricultura hubiera sido su único futuro con una familia muy apegada al islam “Nadie en mi familia quería que fuera futbolista… No me arrepiento de mis sacrificios, de donde vengo ser futbolista significa sacrificarlo todo.”
Su pasado parece de película de superhéroes. Sadio empacó sus pocas cosas y escapó aún sin amanecer a las 6 de la mañana para tomar el bus a Dakar. Siete horas de camino y sin identificación para atravesar la frontera de Gambia, donde logró ingresar con sus papeles de estudiante. A la semana fue encontrado por su familia y llevado de vuelta. Tras describirlo como el peor día de su vida, Mané logró un acuerdo para estudiar solo un año más y después perseguir su sueño. Su carrera profesional comenzó en la segunda división de Francia, para después pasar al RB Salzburgo en Austria y dar el salto al Southampton donde consiguió hacer el hat trick más rápido de la Premier con 2 min 56 segundos.
Hoy los niños de Bambali y de Senegal quieren ser como su ídolo y cada que llega la fecha de un partido importante para los Reds, la comunidad se une a verlo en un pequeño televisor para después ir a jugar a la misma cancha donde Mané aprendió a ser uno con el balón. Su camiseta es la prenda más repetitiva de su pueblo y no hay niño que no grite ¡Yo soy Sadio Mané! al jugar a la pelota. Cuando Sadio visita su villa dos o tres veces al año, mantiene un perfil humilde y desde que despegó su carrera se ha dedicado a ayudar en proyectos y con la creación de dos escuelas lo que ha incrementado considerablemente el nivel de educación. Además de construirle una casa a su madre y familia donde viven hasta 40 parientes.