Este 15 de octubre Mesut Özil cumple 33 años de vida y a lo largo de su carrera, el futbolista del Arsenal no ha estado exento de cierta polémica. Desde su renuncia a la selección de Alemania en 2018, pasando por su amistad con el presidente tachado de tirano y dictador de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, que incluso fue el padrino de su boda, Özil también fue protagonista el año pasado de un escándalo con China.
El enojo por parte de la sociedad del gigante asiático surgió cuando el ex del Real Madrid optó por no quedarse callado ante una situación que ha consternado a organizaciones de derechos humanos en todo el mundo.
Fue en 2019 cuando la historia de lo que estaba sucediendo en la región de Xinjiang ya le daba la vuelta al mundo. Las palabras "holocausto chino" y "genocidio" surgieron en la prensa internacional por un conflicto que desafortunadamente lleva años de existir. La comunidad de Uighurs, minoría turca y musulmana en el gigante asiático, llevaba tiempo siendo sometida por el gobierno, en campos de detención, donde les prohíben practicar su religión y los obligan a la esterilización para que no se reproduzcan. Algunas de tantas acciones que atentan en todo sentido a los derechos de más de un millón de uighurs.
Si bien desde 2017 comenzaron a documentarse estas prácticas, fue en diciembre que Mesut Özil, de origen turco, condenó en sus redes sociales a China por los actos y llamó a la minoría étnica "guerreros que pelean contra la persecución" y criticó el silencio de los musulmanes de otras partes del mundo. Los aficionados al club inglés en China quemaron sus jerseys y varios de los 4 millones de followers que tenía en la red social china Weibo lo llamaron "hormiga sucia" por ser un ser insignificante al esparcir rumores.
Se aplaude este mensaje de Özil, pero la presión internacional no ha servido por completo, el gobierno chino se escuda diciendo que los campamentos son centros voluntarios de entrenamiento.