La madrugada más triste del padre de 'Checo' Pérez, el día que McLaren casi termina con sus sueños

Edición Fin de Semana

Antonio Pérez Garibay se siente dichoso por los triunfos que su hijo Sergio Pérez está logrando en la Fórmula 1; rememora todo el esfuerzo familiar y espera más éxitos

Antonio Pérez Garibay
José Manuel Escobedo
Guadalajara, Jal. /

Con una sonrisa de oreja a oreja, ataviado en su elegante traje gris y corbata verde, nos abrió la puerta de su hogar y nos señaló el letrero que luce a la vista de todos los visitantes con la frase: “La casa de los Pérez”. Saludo fraterno, con abrazo incluido, me pide el micrófono que traigo en la mano y pregunta a Miguel Gonzáles, el camarógrafo, si está grabando, el Lonches (cómo cariñosamente se le conoce a Miguel) contesta que sí y empieza la bienvenida formal: “¡Bienvenidos, amigos de MILENIO, a la casa de ustedes, a la casa donde crecieron Paola, Toño y Checo!”

Así empieza la parte informal de la plática con el Diputado Antonio Pérez Garibay, el hombre orgulloso de haber salido adelante desde cero, pero más orgulloso de su legado: sus hijos.

Antes de iniciar con la parte formal de la conversación, Toño nos da un recorrido por la casa donde criaron a sus hijos, él y su esposa Marilú. Una casa que, a pesar de estar ubicada en una zona exclusiva de Zapopán, Jalisco, no tiene ningún lujo superficial, al contrario, se respira el aire a hogar y –como era de esperarse– está llena artículos relacionados con el automovilismo y muchas, ¡muchas!, fotos de la familia, de Pérez Garibay con atletas internacionales, empresarios y hasta ex Presidentes de México.

Y es que el diputado Pérez no mintió cuando dijo que él se lleva bien con todos los ex Presidentes de México. Vamos, creo que lo más correcto sería decir que él se lleva bien con todo mundo, porque esa facilidad para socializar en cualquier círculo es una de sus armas principales en su lucha por crear un legado y un patrimonio para su familia y, cómo el dice, para su país.

¿Cómo pasan el Día del Padre en la familia Pérez?

“Primero que nada muchas gracias a MILENIO por el apoyo, no solamente el Día del Padre porque recordarás que el 10 de mayo también entrevistaste a Marilú, justo cuando íbamos a comer con Checo y familia. La verdad trato de pasar el Día del Padre en familia, pero hay veces que los tiempos no dan y estoy en carreras, pero trataré de estar con la familia”.

Estamos en su casa de Guadalajara, donde crecieron sus hijos. Se respira el amor por el deporte motor.

Aquí crecieron Paola, Toño y Checo. Cómo verás hay muchísimas cosas de automovilismo, yo tenía tres meses sin venir, me acerco y veo tantas cosas que no recordaba. ¡Hay mucha historia! Ya se va acercando el momento de abrir el museo de los Pérez y ya llegó el primer Fórmula 1, y tendrá muchas sorpresas más que se están haciendo aquí en Jalisco”.

El automovilismo es un deporte exclusivo, caro y, por lo tanto, difícil de practicar. Antonio Pérez Garibay viene desde cero. Fue bolero, taxista, mesero y empezó a crear un patrimonio con mucha convicción. Aún así, sabía que si sus hijos querían dedicarse a este deporte sería difícil.


¿Cómo fue que sus hijos empezaron en el automovilismo?

“Fue muy difícil. Había muchas carencias. Yo los llevaba a competir en el karting con unos go karts usados a los cuales nunca les compré siquiera llantas nuevas porque no pensaba que mis hijos iban a dedicarse a esto y ser tan buenos. Y te digo una cosa ¡Paola era la mejor piloto de los tres! Ahorita tendríamos mujer mexicana en Fórmula 1.

Mi hijo Toño no fue piloto de Fórmula 1 por falta de dinero. Él se probó con un coche F1 en Inglaterra pero no tuvimos el dinero ni el respaldo de patrocinadores para que se quedara. Al final él lo asumió muy bien”.

Para nadie es un secreto el gusto de Checo Pérez por el futbol y por el equipo de sus amores: América. Y ese amor por los de Coapa le costó muy caro en su momento.

“Cuando llegó el momento de Checo, lo metí a los campeonatos de karting y, a pesar de las carencias, empezó a ganar. Y cuando iba a ser campeón vino Emilio Azcárraga a Guadalajara y lo invitó al Chivas vs América, el Clásico Nacional, y Checo no quería correr la carrera por ir y si no la corría perdía el campeonato. Y perdió el campeonato por irse al clásico en el camión del América junto a Cuauhtémoc Blanco su ídolo”.

Pero a pesar de este pasaje de rebeldía o de amor por un equipo, Checo seguía en el automovilismo y ganando. Y con el precedente de su hermano Antonio, la familia Pérez sabía que tenían que tomar una decisión fuerte para que por dinero no se viera frustrado el sueño del menor de la familia.

Llega el momento de mandar a Checo a Europa, siendo un niño. ¿Cómo lo vivieron cómo familia?

“Muy difícil, pero sabíamos que para que no nos pasara los mismo que con Toño debíamos hacer las cosas diferentes. Aquí entra en escena Carlos Slim que se convirtió en un segundo padre para Checo, a partir de ahí, él y Paola se encargaron de llevar la carrera de mi hijo y Arturo Elías Ayub es el tigre que va a negociar todos los contratos. Es un gran equipo y hasta el día de hoy que estoy aquí contigo no me he arrepentido de la decisión que tomé. Fue la mejor para Checo, para la familia y para México”


Hoy parece que los Pérez están viviendo el mejor momento de la carrera de Sergio. Pero nada ha sido fácil, ni siquiera ya estando en el máximo circuito. Le recuerdo al diputado el paso por McLaren y el final de esa etapa y me suelta otra revelación.

“Precisamente tocaste un tema del cual nadie conoce esta historia. Esta es mi recámara (señala hacia atrás de él) y ésta es la de Checo (apunta hacia la planta baja) –se toma una pausa y respira hondo para continuar con la historiacuando pasa el problema con McLaren, en esta casa sólo estábamos Checo y yo, su mamá estaba en la casa de Houston y sus hermanos en San Diego. Eran las cinco de la mañana, Checo toca mi puerta y entra llorando… y me dice: papá, no me firmó McLaren”.

Inmediatamente, Antonio Pérez Garibay empezó a barajar todas las opciones que tendría su hijo. Incluso le propuso ser Presidente de México, a lo que Checo contestó con un simple: “¡no inventes, Papá!”

Muchas veces el ego nos nubla el juicio. Muchas veces, el coraje nos hace encerrarnos en una burbuja de sufrimiento. Y en ese de tristeza, de rabia y decepción, el joven Checo Pérez de 22 años estaba por enfrentar una prueba más: tenía que hablar con la persona que lo acababa de despedir para que le ayudara a encontrar otro asiento.

“Le dije a Checo que tenía que hablar con Martin Whitmarsh (director entonces de McLaren) para que este hablara de él con Vijay Mallya y le diera oportunidad en Force India. Checo me contestó: ¡En mi vida vuelvo a hablar con él, papá! ¡En mi vida!”

La temporada estaba por iniciar. La mayoría de las escuderías tenían a su alineación de pilotos y Force India ya estaba en negociaciones con alguien para que acompañara a Hulkenberg en el VJM07. Checo analizó todo esto y le ganó a su orgullo, a su ego y llegó a un equipo en el cual peleó por podios mientras la escudería inglesa se hundió aún más.

Y algo similar pasó entre su salida de Racing Point y su llegada a Red Bull. Hoy, peleando por el título de la Fórmula 1 y el segundo equipo de la categoría reina que lo despide, hundido de media tabla para abajo.

Y Pérez Garibay tiene una explicación a los momentos malos que ha pasado el menor de sus hijos en F1: “en el automovilismo, cómo en la política, sólo hay dos religiones: el dinero y la traición”.

¿De plano?

“¡Claro! Una noche te duermes creyendo que vas a ser gobernador y te despiertas con que es otro; una noche te duermes creyendo que eres el piloto de una escudería y amaneces viendo que es otro”.


Platíqueme, ¿cómo se dio lo de Red Bull?

Checo conoció al papá de Christian Horner en su tiempo en GP2 y desde entonces había una relación de amistad. Empezaron a platicar y a negociar durante semanas hasta que un día Checo nos invita a cenar a su casa. Llegamos y había un pastel de Red Bull y muchas latas. ¡Todos brincamos de alegría!”

Checo Pérez está en su segunda temporada con la escudería de la bebida energética y está viviendo el mejor momento de su carrera. Luchando por victorias, por el título y con un nuevo contrato hasta 2024 que lo hace concentrarse exclusivamente en su pilotaje.

2024, año clave para los Pérez. ¿Cómo los vamos a ver? ¿Uno campeón del mundo y otro Presidente?

(Sonríe efusivamente y responde) “Mi intención es ser presidente de México en 2024, pero te digo honestamente, si mi hijo decide entonces que quiere dejar el automovilismo yo lo hago presidente de México. Incluso ya se lo comenté a él y me dijo que no quiere, así que yo voy por la presidencia. Así que esperemos que tengamos a Checo Pérez 10 años compitiendo en Fórmula 1 y a su padre presidente de México”.

Para nadie es un secreto que la F1 es un deporte caro y muy exclusivo. En la actual parrilla, son pocos los pilotos que vienen de una familia con orígenes humildes, entre ellos, Lewis Hamilton, Esteban Ocon y Sergio Pérez. Pero la tenacidad del jefe de la familia Pérez los ha hecho encontrar siempre el “cómo sí” de las cosas.

Si allá afuera hay un niño leyendo esta entrevista, un niño sin oportunidades, que ve sus sueños muy lejos, que no sabe siquiera qué va a comer mañana, ¿qué le diría?

“Mi niñez fue muy difícil. Tuve muchos trabajos, boleando zapatos, lavando coches. Entonces le diría que no es pecado nacer pobre, es un pecado no luchar por superarse porque todo es posible. A esta tierra yo llegué sin nada y me quiero ir habiendo dado todo porque sea un mejor lugar, un mejor país.

Gran cierre, ¿eh? Gracias, Don Antonio.

“Gracias, José Manuel. Gracias a MILENIO. Nos vemos en el 2024

MGC

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