Sergio Pérez siempre lo tuvo claro: cinco carreras es lo que necesitaba para mostrar su potencial en Red Bull. Ya sea por experiencia o solo por mencionar un número al azar, Checo no se ha equivocado y los resultados ya le están dando la razón.
La primera vez que lo dijo fue el 25 de enero, cuando fue cuestionado sobre las diferencias entre él y su compañero Max Verstappen: “Después de cinco carreras podré decir lo rápido que es Max en realidad, pero estoy seguro de que es mega rápido y un piloto mega talentoso. Espero asegurarme de poder sacar el máximo potencial del coche”.
Un mes después, volvió a fijar ese mismo número de carreras para su desempeño individual: “Difícil poner un tiempo (de adaptación), pero yo creo que alrededor de cinco carreras es que voy a llegar mi potencial. Se necesita mucho tiempo para sentirse cien por ciento cómodo".
Un comienzo difícil
Después de la victoria todo luce muy positivo. Sin embargo, para que Sergio Pérez lograra el triunfo en el Gran Premio de Azerbaiyán, pasaron esas cinco carreras que previó de adaptación con resultados muy contrastantes.
En la primera fecha celebrada en Baréin, Checo se llevó todos los aplausos al realizar un gran regreso y pasar del último lugar -al que se fue por una falla eléctrica- al quinto sitio. Sí, fue un debut aceptable.
Pero lo halagos solo duraron unos días y para la segunda fecha de la temporada, Sergio sintió toda la presión de estar en un escudería que trata de arrebatarle el dominio a Mercedes. El Gran Premio de Emilia-Romagna inició con muy buenas sensaciones para el mexicano que logró clasificar en el segundo lugar, pero el día de la carrera cometió muchos errores y terminó en el sitio número 12, fuera de los puntos y cerrando un día caótico.
“Lo siento mucho chicos, hoy manejé como un idiota. Pido disculpas. Lo lamento mucho, mucho. Perdónenme chicos. Mis grandes disculpas”, dijo Pérez por radio, apenas cruzó la meta.
Pero no solo la autocrítica de Checo se difundió, también el lamento de Christian Horner, director de Red Bull: “Es frustrante no tenerlo allí, pero ciertamente está encontrando su ritmo, encontrando sus pies, y estoy seguro de que tendrá fines de semana mucho más fuertes por delante”.
Llegaron las semanas complicadas de Checo, quien pese a lograr el cuarto lugar en el Gran Premio de Portugal y el quinto en España, no pesaba como coequipero de Max Verstappen ni influía en la pelea que éste sostenía con Lewis Hamilton de Mercedes.
“En algún momento ya no tienes ninguna posibilidad. Y al final siempre estoy solo en la pelea. Así que pueden hacer fácilmente otra parada, porque hay un hueco detrás. Eso tampoco ayuda, por supuesto”, dijo Verstappen después de la carrera en Barcelona. Habían pasado las primeras carreras de la temporada y Sergio Pérez acumulaba más críticas que aplausos.
El rebase de Checo
Para la quinta carrera, justo el límite que se había impuesto, Checo demostró su calidad y logró una buena remontada del noveno al cuarto sitio, en un circuito tan complejo como lo es Mónaco.
Para la sexta, por fin Sergio logró ese primer podio tan añorado con Red Bull que significó al mismo tiempo la primera victoria con su nueva escudería. Sí, en Azerbaiyán Checo mostró sus credenciales como piloto y mantuvo a raya al campeón vigente Lewis Hamilton. Ahora fue su compañero Verstappen el que falló y el británico también, lo que le dejó camino libre para salir con el puño en alto.
Ya pasaron las cinco carreras Checo pidió de adaptación, y en la sexta probó que puede ser ese piloto confiable que Red Bull tanto buscaba.