Cuando Enzo Ferrari empezó su aventura en el deporte motor sabía que estaba destinado a cosas importantes, pero no fue hasta que su equipo comenzó a tener éxito que tuvo en claro que la grandeza sería parte de su vida y que su apellido traspasaría generaciones creando amor u odio por su compañía.
Sin embargo, como todo en la vida hay altas y bajas, y el Gran Premio de la Toscana de este fin de semana, que representará la carrera mil de Ferrari en la Fórmula 1, no será el festejo que deseaban. Una crisis de rendimiento tiene a la escudería sumida en una mala racha que no se veía desde la primera mitad de la década de los noventa y que concluyó con la llegada de Michael Schumacher al equipo de Maranello.
Para la F1, Ferrari es más que es un equipo, para bien y para mal. La casa italiana es la única que ha estado en cada una de las temporadas de la serie, aunque no desde la primera carrera disputada en Silverstone. Pero mientras nombres van y vienen ellos permanecen ahí, en parte, por el poder político que han desarrollado y que les permite tener más influencia que el resto.
GRÁFICO: La historia de la Escudería Ferrari en la F1 (La Afición)
El último Acuerdo de la Concordia, la constitución que rige el Gran Circo, de nueva cuenta dio poder a la escudería. Ni siquiera el éxito de Mercedes en los últimos años les permitió el derecho de veto a cualquier cambio o introducción al reglamento que ostenta el Cavallino Rampante, siendo la única escudería de la parrilla que tiene esta ventaja.
Y es que cuando algo no le gusta a Ferrari amenaza de inmediato con salir de la categoría, unas palabras que afectan económicamente a la Fórmula 1. Aunque a los directivos les duela reconocer, la mayoría de los seguidores de la categoría apoyan a Ferrari, muestra de ello no son la cantidad de deportivos que venden, sino de artículos para sus aficionados, desde botones hasta réplicas de sus monoplazas, y que son una parte importante de sus ingresos.
Pero lograr esto no ha sido sencillo. Atacado por el propio Papa, acusado de ser un hombre que veía a los pilotos como simple accesorio, rechazado alguna vez por Alfa Romeo y peleado con Ford; Enzo Ferrari puede presumir hoy que su nombre lo es todo en la máxima categoría del automovilismo, incluso en uno de sus peores años la atención no está en si Lewis Hamilton logra el campeonato, sino cuándo rodarán las cabezas en Ferrari que permitan al equipo recuperar la grandeza que merece la escudería más exitosa de todos los tiempos.