Desde el momento en el que rebasó a Max Verstappen antes de la primera curva, parecía que Lewis Hamilton aseguraría su octavo título del mundo. Pero un safety car a falta de cinco vueltas fue decisiva y cerró la carrera: como un final de Hollywood, Max Verstappen superó al heptacampeón del mundo y ganó el Gran Premio de Abu Dhabi, con lo que se proclamó campeón del mundo.
Un safety car de Nicholas Latifi determinó el rumbo de la carrera, con lo que Max, que parecía derrotado en lo emocional, tuvo el cierre que necesitaba y le arrebató a Lewis una victoria que parecía segura.
Y parte de este título se lo puede agradecer a Sergio Pérez, quien hizo una defensa excepcional en la vuelta 20 y le inyectó motivación para no rendirse; aunque se quedó sin un podio que muchos mexicanos soñaban. La temporada más impresionante de la Fórmula 1 desde 2016 terminó con emociones, polémica y un nuevo monarca.
Parecía seguro de Hamilton
En la arrancada, Lewis Hamilton rebasó a Max Verstappen por la parte sucia de la pista, con lo que tomó el liderato antes de llegar a la primera curva y aunque el neerlandés lo superó y dejó sin pista en la segunda curva, el inglés recuperó la delantera y, pese a que ambos se tocaron, los comisarios decidieron no investigar, al determinar que se trató de una maniobra de carrera y fue inevitable que no recortara distancia en el giro.
Conforme avanzaba la carrera, Hamilton se despegaba más e incluso la ventaja amenazaba con llegar a los seis segundos; el desgaste de neumáticos traseros obligó a Red Bull a llamar a su joven piloto a boxes y cambiar compuestos de suaves a duros. El neerlandés regresó a pista en la vuelta 14 y la cuarta posición.
Toto Wolff y Mercedes no quisieron arriesgarse e imitaron la estrategia rival al llamar a Hamilton para el cambio de gomas amarillas a blancas. El inglés bajó a la segunda posición, en tanto Sergio Pérez se colocó como líder provisional de la carrera.
El ritmo de Lewis era innegable: la diferencia entre él y el mexicano comenzó en 10 segundos y llegó a ser de 1.5 segundos… pero ahí comenzó el show de Checo. La batalla entre Pérez y Hamilton en la vuelta 20 fue brillante y ayudó a que Max redujera la diferencia de ocho a un segundo, además de que Lewis se desesperó por no dejar atrás al mexicano, quien defendió limpiamente la punta y le hizo perder una ventaja que parecía absoluta.
Una ligera esperanza llegó en la vuelta 36, cuando Antonio Giovinazzi se salió de la pista y abandonó la carrera, lo que provocó un safety car virtual. Parada gratis de los Red Bull en pits y Verstappen comenzó a tomar el ritmo que no mostró en las primeras vueltas, en tanto Checo mantuvo su puesto en zona de podio; además, no se permitió rebasar a los rezagados sino hasta que se retiró el safety car a una vuelta del final.
A cinco vueltas del final, Nicholas Latifi se tocó con Mick Schumacher e impactó con un muro y provocó un safety car. Los Toros Rojos volvieron a boxes y apostaron con todo, al cambiar por los compuestos suaves. Pero Checo volvió a pits y se decidió retirar el auto por problemas técnicos.
La polémica apareció porque Michael Masi no permitió rebasar a los rezagados hasta retirar al safety car en la última vuelta. Con neumáticos rojos de reciente vida, Verstappen rebasó a un Hamilton que no pasó a boxes y se consagró campeón del mundial de pilotos.
Lamentablemente, Kimi Räikkönen no terminó su última carrera en Fórmula 1 debido a un trompo que lo impactó con un muro, por lo que dejó la pista en la vuelta 28. Para la siguiente rotación, George Russell también abandonó y no terminó su última carrera con Williams.
FCM