En dramático partido, Argelia elimina a Qatar y es finalista de Copa Árabe

En tiempo de compensación el cuadro catarí había empatado el juego, pero un penal de último minuto frustró su hazaña

Argelia, finalista de Copa Árabe tras vencer a Qatar en el Al-Thumama (AFP)
Eduardo Espinosa
Enviado/ Qatar /

El futbol es alegría y sufrimiento. Así, lleno de catarsis y emociones. No importa el continente, país o región, la pelota dicta una regla especial para cualquier cultura o civilización. Eso sucedió esta noche en Al-Thumama, en un césped con olor a modernidad e innovación. Dos selecciones alejadas de la élite mundial hicieron vibrar el corazón árabe. Qatar quedó a minutos de una hazaña que Argelia le arrebató cruelmente en el último suspiro. 2-1 para los africanos que los coloca en la disputa de este título regional.

La semifinal del torneo Árabe trajo un juego dramático en la concepción de los instantes finales, no así en el transcurso del mismo que había transitado en el rocoso 0-0 de la improductividad. Argelia, diezmado por la restricción de llamar a sus principales figuras -al no ser un torneo de Fecha FIFA-, y Qatar que comprobaba una vez más que es más entrega que talento.

De repente llegó el tanto argelino (de Djamel Benlamri, al 59') que enmudeció por completo al Al-Thumama. Argelia se alzaba con un triunfo merecido a lo mostrado en la cancha, pero entonces la gente de este estadio empezó a jugar su papel.


Qatar fue impulsado desde la tribuna, con más deseos y fe que buen futbol. El público árabe, serio en su concepción, se volcó con su equipo en el tiempo de la compensación y así, con ese empuje, llegó un cabezazo de Mohamed Montari que igualaba las cosas.

Ese gol hubiera tenido el calificativo de milagroso de no ser el chasco que llegó a los pocos instantes: balón al área, penal a favor de Argelia; chiflidos, abucheos y confirmación del Var. Cobro fallado por Mohammed Balaili, total en la grada que en solo tres segundos mutó a silencio lapidario; una pelota suelta a su suerte le cayó de nueva cuenta al hombre argelino que, ahora sí, no falló.

Al-Thumama pasó de la felicidad a la tristeza, en un chasquido de dedos, así como marcan las reglas no escritas del futbol.

La pasión de una región

Caminan de manera ordenada y silenciosa. Hombres y mujeres de manera separada; es más, si hay parejas, no parece que vengan juntas. Ellos vestidos de blanco y su típico turbante. Ellas de negro y cubiertas de todo el cuerpo. Parece que está prohibido disfrutar.


El ambiente lo pone la gente extranjera a las afueras del estadio, los argelinos gritan y cantan, se sienten confiados y lo exhiben. Pasan los rigurosos filtros con ansiedad y ruido.

Pero adentro del Thulmama todos cambia. Aunque nadie ocupa una playera del equipo local, la grada se invade con las banderas cantarís. La compostura se pierde desde el himno y Qatar se deja empujar por su grada.

Al final, Al-Thumama se estremeció, emocionó y, al final, se desilusionó...muestra inequívoca que en esta tierra también el futbol cimbra a cualquiera.

MGC

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