"La victoria tiene muchos padres, la derrota es huérfana"... Una frase repetida en muchas ocasiones y que el Bayern Múnich había experimentado en carne propia en un lapso de dos años. El Gigante Bávaro había caído ante el Inter en la Final de la Champions 2009-2010, en el Santiago Bernabéu, un escenario que parecía confirmase como un terreno maldito para el futbol alemán, en una historia que casi replicaba con exactitud lo ocurrido 28 años antes, en la Final del Mundial de 1982.
Aquella derrota ante el Internazionale, privó al Rekordmeister -dirigido por Louis Van Gaal- de lograr el triplete. Dos años después (2011-2012), ya bajo las órdenes de Jupp Osram Heynckes, y tras eliminar al Real Madrid en el Bernabéu en Semifinales, el Bayern se volvió a plantar en la Final de la Copa de Europa, ésta vez como máximo favorito, pues se mediría al Chelsea en el Allianz Arena.
Sin embargo, los Bávaros tomaron hasta ventaja hasta el minuto 84', gracias a un tanto de Thomas Müller. El gol parecía definitivo. Para mala suerte de los alemanes, lo anterior se resquebrajó al 89' con la anotación de Didier Drogba. En la prórroga, un penal errado de Schweinsteiger y otro tanto del mismo Drogba, sepultó la ilusión de la hinchada del München de ver alzar a su equipo la quinta Orejona en casa, culminando una gran temporada sin títulos.
DER KLASSIKER EN WEMBLEY
Era el 25 de mayo del 2013, la catedral del futbol mundial, Wembley, sí, aquel mítico escenario que vio caer a Alemania en el 66' ante la Inglaterra de Alf Ramsey, Moore, los hermanos Charlton, Banks, Hurst y compañía, abría sus puertas a la denominada All German Final y que representaba una edición más del Der Klassiker, entre el Borussia Dortmund y el Bayern München.
El cuadro de Westfalia fue claro dominador en los primeros 20 minutos del partido, encontrando muchas opciones de la mano de Schmelzer, Gündogan, Blaszczykowski, Reus, Großkreutz y Lewandowski. Un vendaval el que se desató sobre el arco del Gigante Bávaro, pero Manuel Neuer evitó el primero del BVB.
Más tarde, ya sobre el cierre de la parte inicial, Arjen Robben, quizá el jugador más presionado de la Final, falló dos oportunidades ante Roman Weidenfeller, algo que le hacía recordar lo ocurrido en Sudáfrica 2010 ante Íker Casillas, incluyendo su penal fallado un año antes contra el Chelsea.
Arrancó el complemento y el vertiginoso ritmo del primer tiempo quedó atrás, ambos equipos fueron un poco más medrosos, aunque el Bayern era el que más intención tenía, la defensa del Dortmund aguantaba.
Los dirigidos por Heynckes obtuvieron su recompeza justo a la hora de partido, luego de una combinación entre Ribéry y Robben, éste último quedó sin ángulo de disparo ante la salida de Weidenfeller, cediendo inteligentemente ante un Mandzukic que quedó sin marca y que sólo tuvo que empujar el esférico para el 0-1.
El gusto le duró por al Bayern. Ya con la obligación, los pupilos de Klopp tuvieron que irse al frente y, al minuto 68, Dante le cometió una falta en el área a Marco Reus y abrió la puerta para que Gündogan colocara el 1-1. Tras ello, el Rekordmeister volvió a tomar las riendas del encuentro y se fue con todo sobre el arco del Dortmund.
Tres minutos pasado el empate, Subotic quitó a Robben -de forma increíble- el segundo para los de München; sin embargo, el acoso no cesó y Weidenfeller mantenía a su equipo en el juego.
A ése ritmo, el Borussia ya sólo apostaba por seguir vivo hasta la prórroga y tratar de ganar en unos hipotéticos tiros penales. Sin embargo, daba la sensación que no sería así y Arjen Robben lo confirmó. Tras una balón largo, Ribéry logró bajarlo, para que en una serie de rebotes, el holandés lo tomara, para pasar por en medio de Subotic y Hummels, definiendo contra Roman Weidenfeller.
No falló. Así como lo fue Hans Georg-Schwarzenbeck en el primer título de Europa del Bayern, en el 74' ante el Atlético de Madrid en Heysel, ahora -en Wembley- Arjen Robben vino a ser el héroe para la quinta Orejona de Gigante Bávaro.
¿CÓMO JUGARON?
EL TRIPLETE
Una semana después de ganar el Londres, el Bayern München completaría el triplete. Ya habiendo ganado la Champions y la Bundesliga con bastante antelación, los Bávaros se impusieron 3-2 al Stuttgart en el Olympiastadion en la Final de la DFB Pokal.
Tras la salida de Heynckes y la llegada de Pep Guardiola, el Rekordmeister ganó la Supercopa de Europa y, en diciembre de ése 2013, el Mundial de Clubes, aunque sería el mismo Borussia Dortmund el que le quitaría la oportunidad de llevarse el sextete, pues el BVB derrotó 4-2 al München en la Supercopa de Alemania, que sirvió -si es que se le quiere ver así- como un dulce consuelo para los de Klopp.
EL CAMINO A WEMBLEY
El Bayern München tuvo marca de 10-1-2 en los 13 partidos que disputó en la Champions League 2012-2013, siendo líder del sector F por tan sólo un gol de diferencia sobre el Valencia, pues ambos equipo cosecharon 13 unidades durante sus seis encuentros de ésta ronda.
Ya en los cruces directos, los pupilos de Heynckes sufrieron para eliminar al Arsenal en los Octavos, ésto tras imponerse 1-3 en la ida, disputada en Londres, pero caer 0-2 en el Allianz Arena ante los Gunners, clasificando a Cuartos únicamente por el criterio de goles de visitante.
A partir de la etapa de los ocho mejores, el Bayern encontró su mejor momento, el cual plasmó en sus contundentes victorias ante la Juventus, imponiéndose por un claro global de 0-4 (2-0, 2-0), en los Cuartos de Final, y posteriormente goleando al Barcelona, en Semifinales, con un escandaloso agregado de 0-7 (4-0, 3-0).
¡POR FIN SE TE HIZO, ROBBEN!
Como se comentó anteriormente, el jugador que concentraba casi todos los reflectores sobre su figura era Arjen Robben. El holandés buscaba consolidar otra gran temporada con el Bayern, ésta vez con la obtención de la tan ansiada Copa de Europa, la cual ya se le había negado al cuadro Bávaro en dos ocasiones anteriores.
Por supuesto, para 2013, el '10' ya se había colocado -junto a Frank Ribéry- como un referente del Rekordmeister; sin embargo, ambos se habían quedado cortos en su intento de darle una Champions al Bayern München.
En su caso particular, Robben venía experimentando una serie de fracasos desde el año 2010, los ya mencionados con el Gigante Bávaro y, por supuesto, el haber perdido la Final del Mundial de Sudáfrica con la selección de Holanda.
En ambos casos, el jugador cargaba con cierto grado de culpa, pues tuvo la oportunidad de hacer campeona del a la Naranja Mecánica (con sus fallas ante Casillas) y, también, de darle el título de Europa en 2012 a la Bávaros, pues en la Final contra el Chelsea erró una pena máxima que fue determinante.
Con ello, la Final ante el Dortmund era una revancha prácticamente personal para el medular del Bayern, la cual confirmaría su gran momento, como ídolo de su club y como uno de los mejores del orbe.
Al principio, parecía que los fantasmas del Soccer City habían viajado hasta Wembley para mermar al holandés, luego de fallar dos cara a cara ante Roman Weidenfeller, pero su asistencia en el gol de Mandzukic y, por supuesto, su gol -con el cual le dio el título- acabaron con su mala racha en finales.