El drama es un sentimiento constante en el futbol, siempre hay un momento en el que el pulso del corazón cambia, instantes en los que una afición pasa del júbilo al llanto o viceversa y la Champions League no es ajena a ella. Los nervios se alteran súbitamente. Emociones que se trasladan de la cancha a la grada y viceversa. Estas han sido tres de las finales más dramáticas que se recuerdan en el máximo torneo de clubes.
El Milagro de Estambul
Estambul, Turquía, 25 de mayo de 2005. Milán y Liverpool en un mano a mano por el título de Europa. Dos clubes de tradición frente a frente con la pasión de sus aficiones en las gradas. Apenas rueda el balón y Paolo Maldini marca el primer para los italianos, los Reds se tallan los ojos para ver si era un sueño, pero no lo era. Y antes del descanso se ven contra la lona, en los minutos 39 y 44 Hernán Crespo logra una ventaja casi lapidaria, el Liverpool está con una rodilla en el piso y la cuenta de protección.
Arranca el segundo tiempo, el Liverpool apela a esa mística del ‘Nunca caminarás solo’, y en un ejercicio de rebeldía logra lo nunca antes visto: empatar el partido, la bastaron 15 minutos para ponerse en pie. Al 54’ Steven Gerrard marca el descuento, dos minutos después Vladimír Smicer le mete el nervio en el cuerpo a los italianos. En pleno estado de euforia, el Liverpool es un huracán, se marca un penal de Gattuso sobre Gerrard, Xabi Alonso cobra, el portero Dida detiene, pero el medio español caza el rechace y empata el juego. Locura total en las gradas.
El juego se va hasta la ruleta de los penales, el Liverpool tiene la euforia a su favor, el Milán hace lo posible por serenarse, pero Serginho, Andrea Pirlo y Andriy Shevchenko fallan desde los once pasos. Los Reds tocan la gloria en Turquía y el drama cambió de bando de un momento a otro.
La Décima y el minuto noventa y Ramos
El Real Madrid pasó muchos años esperando el momento de poder celebrar una Copa de Europa, la sequía fue larga, hasta 12 años esperando por jugar una final, mucho tiempo para un club de esa envergadura. Pero la espera acabó en la edición 2013-14, cuando llegó a la Final de Lisboa frente al Atlético de Madrid.
El Atlético perdió a Diego Costa por lesión en los primeros minutos, pero aún así se puso en ventaja con un gol de Diego Godín al minuto 36. Los colchoneros montan un ejercicio de resistencia por 54 minutos, el final está muy cerca, la gloria se asoma para el equipo de Diego Pablo Simeone y para el de Carlo Ancelotti se abre la puerta de una frustración…
Entonces llega un tiro de esquina, el Real quema las naves es matar o morir, Luka Modric pone la pelota en el área, en el corazón de la misma Sergio Ramos se levanta, el corazón blanco se suspende cuando el central se eleva, el de los colchoneros se estira a la par de Courtois, la respiración blanca se acelera al ver que la pelota entra al fondo, la rojiblanca se detiene porque la gloria se les iba en ese balón. En el tiempo de compensación el Atlético se desplomó y el Real se agrandó, pero el drama de la Décima empezó en el minuto noventa y Ramos.
La ruleta inglesa
Los equipos ingleses son escuadras de tradición, el Manchester es uno de ellos, mientras el Chelsea cobró protagonismo gracias a la inversión del ahora ex dueño Roman Abramovic.
En el 2008, la final se jugó en el estadio Luzhniki de Rusia, un enfrentamiento entre dos equipos ingleses. Dos ciudades pasionales como Manchester y Londres frente a frente.
El United de Cristiano, Rooney y Tévez contra el Chelsea de Lampard, Terry y Drogba. En tiempo regular los Red Devils se ponen al frente con un gol de Cristiano, pero los Blues responden con el empate de Lampard.
La igualada se mantiene hasta en la prórroga por lo que llega la serie de penales. Y ahí la ruleta y los nervios de acero traicionan hasta los jugadores que parecen estar hechos para esos momentos.
Tévez acierta; Ballack regresa la paridad. Carrick muestra temple, Belletti no se intimida. Cristiano falla, se quiere morir porque su ego se ve dañado. Lampard pone la ventaja para el Chelsea. Hargreaves mantiene la esperanza. (Cristiano se quiere morir) Cole pone a soñar a los Blues. Nani conserva la fe (Cristiano se quiere morir)… entonces Terry, el gran capitán de los londinenses resbala, la pelota da en el palo y sale fuera, el éxtasis del Chelsea desaparece de golpe y porrazo. Cristiano resucita.
Llega la muerte súbita, todo a una bala. Anderson avanza a los Red Devils; Kalou devuelve la calma. Giggs, la leyenda Giggs acierta desde los once pasos. Anelka duda, y Van der Sar detiene su tiro. La gloria se mudó de Londres a Manchester en 11 pasos.
FCM