En junio del 2013, el mítico club español, Unión Deportiva Salamanca, que tenía una antigüedad de 100 años, desapareció con una deuda de 23 millones de euros; motivo por el cual fue disuelto por el juzgado de lo mercantil y posteriormente fue subastado.
En el 2015, el empresario mexicano, Manuel Lobato, inició comprando el nombre y posteriormente adquirió el escudo, himno y estadio Helmántico por 1.5 millones de euros, con la misión de regresar al Matagigantes a Primera División; además de convertirlo en un club que cumpliera el sueño de los futbolistas mexicanos de emigrar a Europa, pues en México el exceso de extranjeros ha truncado la carrera y varias promesas nacionales.
Para lograr este objetivo, Lobato nombró como presidente de la Unión Deportiva Salamanca al ex directivo de Gallos Blancos de Querétaro, Ulises Zurita, quien recordó la breve gestión del ex árbitro Marco Antonio Rodríguez como técnico de los Charros, al que tuvo que correr debido a su fanatismo religioso.
“Tenían planeado llevar a José Luis Trejo y apareció (Marco Antonio Rodríguez) Chiquimarco. Desde un principio, ellos ya habían contratado a (José Luis) Trejo, pero yo no sabía de los reglamentos de allá (España). Cuando va a iniciar el torneo lo quieren registrar y no se pudo porque no tenía el título UEFA Pro, un documento que se necesita para dirigir en la Segunda y Tercera División; sin embargo, en Primera sí podía dirigir; esto de la UEFA Pro lo hacen para cuidar a entrenadores nacionales”, comentó en el podcast del periodista David Medrano, a quien le comentó las locuras que realizó el ex árbitro mundialista:
“Manuel (Lobato) quería un mexicano con UEFA Pro, él decía: “quiero poner el nombre de México en alto”, pero no había nadie, hasta que un día me habló y me dijo que encontró a uno. Yo inmediatamente pregunté: “quién” y me respondió que a Chiquimarco, y le dije: “va a venir a pitar o qué”. Manuel quería que con la experiencia de José Luis (Trejo) y el título de Chiquimarco se podía hacer algo, Marco podía aprender, pero yo lo veía más como un problema que como una solución.
La idea era que Chiqui fuera el entrenador y fuera asesorado por (José Luis) Trejo, Rafael Dueñas y Octavio Mora, gente de futbol y que venían trabajando una pretemporada de 48 días y dijo que sí”, señaló Ulises Zurita, quien tomó aire para continuar:
“Llegó y en el primer entrenamiento corrió a todos. Corrió al preparador físico, al auxiliar, a un fotógrafo, de los que llevaban toda la vida ahí, dijo: “aquí no quiero a nadie”.
En el primer entrenamiento se puso una cámara en la frente, en el pecho y en las nalgas, yo me pregunté: “qué es esto”. Después me dijo: “sabes qué, voy a ver nada más, hoy no me meto, es el primer entrenamiento. Fue un miércoles y debutábamos el sábado, y al finalizar me dice que quiere hablar conmigo y me dijo, la forma en cómo íbamos a iniciar y mencionaba a un jugador y le comenté que ese futbolista aún no llegaba de México, ¿dónde lo has visto? Y simplemente me comentó: “Yo soy el que tiene que tomar las decisiones”. Aún no empezaba el torneo y ya teníamos esos problemas.
Bueno cuando corrió a todos me dijo: “Dios me dice que no son buenas personas”, ¡cabrón! Cómo lo puedes saber si no los has tratado, inmediatamente Manuel (Lobato) me dice: “échalo”.
Cuando me dijo eso recordé a Carlos Reinoso, un gran y querido amigo mío que me dijo: “cuando despidas a un entrenador hazlo de frente y viéndolo a los ojos si es tu amigo”.
Le marqué para citarlo y no contestaba el teléfono, duró tres días como técnico porque no contestaba y el día que le avisé le marqué a las seis de la mañana, me contestó y le dije: “no te presentes a entrenar, estas fuera” y de ahí empezó una dura crítica a la institución”.
FCM